«(…) Javier y Rocío eran una pareja comprometida con el sufrimiento de los demás.
Compasión: pasión buena que impulsa al hombre a sentir disgusto por el sufrimiento de sus semejantes y que lo lleva a convivir con ellos sin odios ni luchas.
Constituye el medio entre los extremos de la cobardía y la temeridad; consiste en vencer el temor ante el mal y el sufrimiento.
Debido a su sufrimiento, los hombres se ven obligados a buscar consuelo.
Desde esta perspectiva, lo único importante es huir del sufrimiento y satisfacer nuestras necesidades.
El origen del sufrimiento es un deseo (anhelar algo).
El ambiente de sufrimiento, las peleas de patio y los desencuentros lo ayudaron a preguntarse por lo que es realmente importante.
El budismo sostiene que toda existencia es sufrimiento y que su origen se encuentra en el deseo.
El dolor, en definitiva, encuentra respuesta en un Dios que asume todo el sufrimiento humano y, tras su muerte en la cruz siendo inocente, resucita, con lo que da una respuesta definitiva al problema de la muerte.
El esfuerzo y el sufrimiento que conlleva la fidelidad a nuestros compromisos los fortalece e intensifica.
El sufrimiento enfrenta al hombre con las cuestiones últimas: todo lo que se ama en este mundo se pierde en algún momento, en especial, por la propia muerte.
El sufrimiento es como un despertador que nos señala la necesidad de aprovechar el tiempo.
El sufrimiento que nos causa el dolor de aquellos a quienes amamos nos impulsa a cuidarlos mejor, a salir de nosotros mismos y a no ser el centro de nuestro mundo.
En cualquier caso, como Goya en «Los desastres de la guerra», Picasso no se conforma con denunciar un hecho concreto, sino que ofrece una reflexión de validez universal sobre el sufrimiento innecesario, la barbarie y la crueldad de la guerra.
En una palabra: sufrimiento.
Es sin duda una de las mejores obras de Gregorio Fernández y reúne las características esenciales de su estilo: acentuado realismo, emotiva expresividad, patetismo e insistencia en los detalles que reflejan el sufrimiento físico (llagas, magulladuras y heridas sangrantes, de fuerte impacto visual por la policromía), y rigidez de los pliegues, acartonados y cortantes, cuyos contrastes lumínicos acentúan el dramatismo de la escena.
Este es vuestro sufrimiento aquí.
Experiencias intensas como el dolor, el sufrimiento o el amor nos obligan también a detenernos y a enfrentarnos a nosotros mismos.
Horkheimer, por su parte, acabó acercándose al pensamiento teológico, porque consideró que la miseria del hombre y su sufrimiento hacían despertar la esperanza en una justicia perfecta y divina.
Junto a este sentimiento, poseían otro, la compasión, consistente en una sensación espontánea de disgusto ante el sufrimiento de sus iguales.
La moral budista está llena de contenidos positivos: una visión positiva que lleve a entender el sufrimiento y su origen; un pensamiento positivo, según el cual, el hombre se aparta del camino mundano y no centra su atención en bienes o personas, ya que deja pasar todo lo que no es esencial.
La actitud dionisíaca, todo su dolor y sufrimiento, y se expresaba en la tragedia y en la música.
La brutalidad de la aviación nazi, que masacró sin necesidad a la población civil, convirtió esta localidad vizcaína en símbolo del sufrimiento del pueblo ante la barbarie fascista.
La ética estoica es una ética del autodominio, motivada en el fondo por la necesidad de neutralizar el sufrimiento.
La extinción de la persona (causa real del sufrimiento) es la aspiración suprema del budismo.
La vida se presenta como una bendición, aunque también vaya acompañada de sufrimiento (una enfermedad, la muerte de una persona amada, un hijo que se aparta desabridamente de los padres, etcétera).
Lo peor es que no hay una razón que justifique ese sufrimiento: «Más allá de la tragedia, [el ser humano] no espera un final feliz en alguna otra dimensión de lugar o tiempo.
Los conceptos, según Ockham, se parecerían a algunos signos no lingüísticos, como el humo, que es signo natural del fuego, o el gemido del enfermo, que es signo natural de sufrimiento.
Nadie, en su sano juicio, busca el sufrimiento.
No es cierto que nos movamos solo por egoísmo, puesto que también existe la simpatía, que nos induce a sentir agrado ante la felicidad de otros o dolor por el sufrimiento ajeno.
Para el budismo, la causa del sufrimiento son los deseos y las pasiones que dominan al hombre.
Paulatinamente, podemos clari fi car el ser a partir de las situaciones límite: el dolor, la culpa, el sufrimiento.
Pero este sufrimiento, si uno llega a entenderlo, es una lección constante que ayuda a madurar y a superarse.
Por ello, toda la atención del espectador se dirige al extraordinario gesto, mezcla de amor y sufrimiento, con que observa el crucifijo que sostiene en su mano izquierda.
Se distancia del cristianismo en tres aspectos: visión pesimista del mundo físico, que es mera fuente de sufrimiento.
Si se extingue su causa (el deseo), se eliminará también el sufrimiento.
Sin embargo, ante el misterio del sufrimiento, algunos proponen terminar con la vida del que padece mediante la eutanasia.
Sin embargo, Hume no admitió que la pasión fuese algo irracional, porque la razón ha de buscar los medios adecuados para dirigir la tendencia del ser humano a buscar la felicidad y a evitar el sufrimiento.
Son acciones salvadoras frente al pecado, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, y hacen presente la liberación que Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nos ofrece.
Su fundador fue Siddharta Gautama (India, siglo a. C.), quien descubrió la realidad del sufrimiento y decidió buscar el camino que llevara a su superación.
Sus figuras son corpulentas y de proporcionada anatomía; pero lo que realmente le diferencia es que, mientras Berruguete recurre a la tensión de sus personajes para manifestar el sufrimiento, Juan de Juni se sirve de un efectismo teatral que anticipa la gestualidad y afectación de la escultura barroca del siglo .
Tapaba el sufrimiento drogándome y emborrachándome.
Toda existencia es sufrimiento.
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