El físico y escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke fue el primero en proponerla seriamente, y así lo plasmó en los años setenta del siglo en su libro Las fuentes del paraíso.
Ese incremento del nivel del mar afectará a millones de personas y a grandes ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Río de Janeiro, Tokio o El Cairo, que pueden quedar seriamente afectadas antes de fin de siglo.
Todo lo expuesto pone de manifiesto la urgente necesidad de pensar seriamente en el uso de otras fuentes energéticas que permanezcan siempre disponibles: las llamadas fuentes de energía renovables.
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