Aunque reaccionen cantidades pequeñísimas de los dos gases, intervienen un número extraordinariamente elevado de moléculas de hidrógeno y de oxígeno.
En la reacción que hemos puesto como ejemplo, entre el metano y el dioxígeno, es importante tener en cuenta que, aunque reaccionen masas pequeñísimas de ambos gases, interviene un número muy elevado de moléculas de metano y de oxígeno.
Es importante observar que, aunque reaccionen cantidades pequeñísimas de los dos gases, intervienen un número extraordinariamente elevado de moléculas de hidrógeno y de oxígeno.
Pero, ¿por qué basta con el calor de una cerilla o con una pequeña llama para que la vela, la madera o el carbón reaccionen con el dioxígeno hasta consumirse del todo?
Volvamos a una de las preguntas formuladas al principio: ¿Por qué una vela, un trozo de madera o el carbón pueden estar en contacto con el aire sin que pase nada y, sin embargo, basta con iniciar la reacción con el calor de una cerilla para que la vela, la madera o el carbón reaccionen con el oxígeno del aire hasta consumirse por completo?
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