De manera análoga, serían modos de la sustancia pensante amar, odiar o juzgar.
El atributo de la cosa pensante es el pensamiento, y el de la cosa extensa, la extensión.
El ser humano, según Descartes, es el resultado de la composición entre una sustancia pensante y otra sustancia extensa, aunque estas sean completamente distintas e independientes.
La idea de sustancia pensante deriva del conjunto percepciones que experimentamos dentro de nosotros en continuo movimiento.
Las limitaciones de nuestro conocimiento impedirían aceptar racionalmente la existencia de un mundo exterior distinto de nuestras percepciones o de un yo pensante que fuera el sujeto de estas.
Los cuerpos, por el contrario, carecen de esta actividad mental, por lo que identi fi có la sustancia pensante con el alma o el espíritu, cuyo atributo esencial es el pensamiento.
Pero si se ha puesto en duda el contenido de las ideas —y con ellas, la realidad—, ¿cómo puede el sujeto pensante dar el salto de la mente a la realidad exterior?
Rodin pensó denominarla el «Poeta» e identificarla con Dante, pero finalmente optó por que simbolizara al hombre pensante.
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