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32 oraciones y frases con pecado

Las oraciones con pecado que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar pecado en una frase. Se trata de ejemplos con pecado gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar pecado en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • Al proyecto inicial pertenecían los «Esclavos» (repartidos entre la Academia de Florencia y el Museo del Louvre de París), algunos sólo esbozados, que en la base del monumento simbolizarían la esclavitud y el tormento del pecado, de ahí sus actitudes y expresiones.

  • Antes de meterse al agua, expulsa el veneno, deja el pecado con la confesión.

  • Cerca de Eva merodean conejos, sapos y culebras, que probablemente simbolizan el pecado que se avecina.

  • Consulta los recusos digitales y explica los siguientes temas: Creación de Adán y Eva, Pecado original y expulsión del Paraíso, David, Magdalena, Moisés, Rapto de las Sabinas, Virgen y el Niño con San Juan, Desposorios de la Virgen, Asunción de la Virgen, San Pedro, Tributo de la moneda, Lavatorio, San Marcos, Bodas de Caná.

  • El papel decisivo lo tiene la realidad del pecado: celos, despotismo, riñas, concupiscencia, infidelidad y otras fuerzas destructoras.

  • El tema del Juicio Final fue muy frecuente en los tímpanos de las portadas occidentales del Románico, por razones tanto simbólicas como propagandísticas: el occidente se identifica con el ocaso y el fin del día, y por extensión con la muerte y el fin del mundo; por otra parte, la portada occidental comunica el mundo exterior, asociado a la oscuridad del pecado, con el interior del templo, que conduce al creyente hacia la cabecera oriental, por donde surge la luz de Dios.

  • El dogma de la concepción inmaculada (sin pecado) de María no se refiere a la de Cristo en su vientre, sino a la de ella misma en el vientre de su madre.

  • El panel de la imagen inferior, por ejemplo, es el que inicia el ciclo y en él aparecen cinco episodios que por orden cronológico son: la creación del mundo por Dios, la creación de Adán, la creación de Eva, el pecado original, y la expulsión del Paraíso.

  • El pecado es toda palabra, acto o deseo contrarios a la ley de Dios.

  • El pecado es un desorden en el amor.

  • El pecado es un desorden en la voluntad de la criatura humana, que antepone libremente bienes inferiores a aquellos que son más elevados.

  • El pecado, por el cual perdemos el mayor de los dones que recibimos de Dios: la caridad.

  • El tema iconográfico de Magdalena fue poco frecuente en la escuela andaluza, en cambio tuvo una gran aceptación en la castellana, ya que permitía, como ningún otro, plasmar con intenso patetismo el arrepentimiento y el dolor por una vida de pecado.

  • En estos últimos años, estamos asistiendo al estallido de una crisis económica mundial que está muy relacionada con el pecado de la codicia: se ha dañado a multitud de personas por un deseo de posesión.

  • Es aconsejable recibirlo con frecuencia porque nos ayuda en nuestro esfuerzo por ser mejores; lo necesitamos si hemos cometido algún pecado mortal.

  • Gracias a Cristo, podemos vencer al mal y al pecado.

  • Hay pecado cuando se yerra con libertad.

  • Jesús libera al hombre del pecado, de la mentira, del temor y del egoísmo.

  • La más extendida considera este tríptico como una sátira moralizante: el hombre al incurrir en el pecado original abandona el Paraíso para entregarse a todo tipo de vicios y excesos, cuyo desenlace final no puede ser otro que las torturas del infierno.

  • La primera teoría le planteó di fi cultades a la hora de explicar el pecado original, pues ¿cómo es posible que Dios cree un alma manchada por el pecado?

  • La serpiente teme al hombre desnudo, no hay que ocultarse con ropajes y se estará libre del pecado.

  • No faltan, sin embargo, otras interpretaciones, más o menos discutibles, como la que relaciona el contenido de esta obra con la secta herética de los Adamitas o Hermanos del Libre Espíritu, partidarios de un retorno a la pureza anterior al pecado original, por lo que defendían una total libertad sexual para librarse de la opresión del cuerpo y lograr la independencia del alma.

  • Para que haya pecado, además de la materia, es necesario tener advertencia —ser conscientes de la malicia de la acción— y consentimiento —la aceptación libre del acto—. Dios, que es un Padre bueno y misericordioso, conoce la debilidad humana y anhela el regreso del hijo pródigo.

  • Pero sabemos que el sentido de la sexualidad humana queda desdibujado en el corazón del hombre por los efectos del pecado.

  • Por tanto, el ocho simboliza la resurrección de Cristo y el bautismo, entendido este como acto de purificación que da muerte al hombre en pecado para resucitarlo a una nueva vida.

  • Porque hay libertad se puede hablar de pecado.

  • Sabemos que las experiencias negativas de la vida o la presencia de la tentación y del pecado, pueden oscurecer nuestra conciencia.

  • Santo Tomás de Aquino precisó que la plenitud de la santidad pertenece al tiempo final, mientras la Iglesia peregrinante no debe engañarse, afirmando estar libre de pecado: «Que la Iglesia sea gloriosa, sin mancha ni arruga, es la meta final hacia la que tendemos en virtud de la pasión de Cristo.

  • Sentimos la obligación de luchar para lograr un mundo más justo, que se aproxime al ideal de Dios y que venza el desorden que ha introducido el pecado.

  • Sin embargo, la diferencia entre Lutero y Erasmo se puso de manifiesto con el tema de la libertad humana: mientras que el de Rotterdam defendía que, a pesar del pecado, el hombre contaba con capacidad para orientarse hacia el bien, Lutero pensaba que estaba totalmente condenado al mal y que solo la gracia podía apartarle de él.

  • Son acciones salvadoras frente al pecado, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, y hacen presente la liberación que Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nos ofrece.

  • Sostuvo que solo la fe es necesaria para la salvación y no las buenas obras; late en el fondo de su pensamiento un profundo pesimismo, ya que consideró que el ser humano, corrompido por el pecado, no es libre para obrar el bien.