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66 oraciones y frases con nobleza

Las oraciones con nobleza que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar nobleza en una frase. Se trata de ejemplos con nobleza gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar nobleza en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • A lo largo de los siglos XV y XVI, monarcas como los Reyes Católicos en España, Enrique VII Tudor en Inglaterra y Francisco I en Francia, sometieron a la nobleza y unificaron bajo su autoridad territorios, costumbres e instituciones.

  • A partir de ese momento la nobleza del primer titular se transmitía por linaje a sus descendientes.

  • A raíz de esta exclusión, muchos miembros de la alta nobleza abandonaron la vida cortesana y se retiraron a vivir en los suntuosos palacios de sus señoríos.

  • Aunque las ciudades y la nueva clase social, la burguesía, desempeñaron un papel político destacado, la nobleza siguió siendo la clase predominante.

  • Como ya se ha estudiado, Olivares quiso resolver tan caótica situación emprendiendo reformas profundas, como el proyecto de red de erarios o la Unión de Armas, pero las di fi cultades y los imperativos de la guerra obligaron a buscar con urgencia nuevas fuentes de ingresos –algunas de ellas ya utilizadas en el siglo xvi –, que afectaron sobre todo a Castilla : alteración del valor de las monedas, creación de nuevos impuestos, exigencia de donativos a la nobleza, venta de cargos públicos, venta de títulos nobiliarios, conversión de tierras de realengo en nuevos señoríos para su venta, etc. No obstante, todos estos recursos solo sirvieron para atender las necesidades inmediatas (gastos militares, pago de intereses a los banqueros), pero no fueron su fi cientes para atajar el progresivo endeudamiento de la Hacienda Real.

  • El absolutismo consistió en la acumulación, por parte de los reyes, de gran parte de los poderes del Estado y en el mantenimiento de los tres estamentos propios del feudalismo: la nobleza, el clero y el pueblo llano.

  • El clero Igual que la nobleza, los eclesiásticos gozaban de privilegios, como el de tener tribunales propios o estar exentos de pagar impuestos.

  • El con fl icto se fue radicalizando y acabó en rebelión abierta cuando, ante un brote de peste, la nobleza y las autoridades locales abandonaron la ciudad de Valencia.

  • El estado llano Todos los que no pertenecían ni a la nobleza ni al clero formaban parte del estado llano, también denominado estado general o plebeyo .

  • El papel de contrapeso a la autoridad del rey lo desempeñaban las Cortes, que defendían los intereses especí fi cos de los grupos sociales dirigentes de sus respectivos reinos (la nobleza, el clero y la alta burguesía).

  • El primer intento de revolución liberal burguesa El proceso de convocatoria de Cortes lo había iniciado ya la Junta Suprema Central, que pretendía aplicar el procedimiento tradicional del Antiguo Régimen; es decir, por brazos o estamentos (nobleza, clero y representantes de las ciudades).

  • El resultado fue la creación de grandes latifundios en poder de la nobleza, las Órdenes Militares y la Iglesia.

  • El único criterio realmente importante de división social es el económico, que permite clasi fi car a la población por su nivel de renta –clases altas, medias y bajas– o por su papel en el proceso de producción –burguesía industrial, clase obrera, etc. Además, las clases sociales son abiertas, y el ascenso o descenso de una a otra –lo que se denomina movilidad vertical – viene determinado por los cambios en la situación económica del individuo, y no por decisiones ajenas a él, como en la sociedad estamental cuando, por ejemplo, el rey concedía un título de nobleza.

  • En cambio, la alta nobleza conservó sus títulos, aunque con carácter meramente honorí fi co –sin privilegios feudales–, y se integró en los grupos dirigentes de la nueva sociedad en razón de sus propiedades territoriales y de sus negocios.

  • En concordancia con la idea de la Ilustración de que la nobleza debía hacerse merecedora de sus privilegios mediante un servicio activo como clase dirigente, se pretendía que los nobles de cada provincia, junto con otros miembros del clero y la burguesía, creasen sociedades de este tipo para fomentar el progreso de sus respectivos territorios, contando para ello con el apoyo de la monarquía.

  • En consecuencia, la antigua nobleza no resultó perjudicada con la abo- lición de los señoríos, y en algunos casos incluso aumentó su patrimonio al apropiarse de algunas tierras sobre las cuales no tenía derechos claros en el Antiguo Régimen.

  • En España la burguesía era escasa y sin influencia, frente a la nobleza y el clero, que junto con la monarquía fueron los principales clientes del arte y condicionaron en gran medida sus características y desarrollo.

  • En las Cortes del Reino de Aragón los brazos eran cuatro, pues la nobleza contaba con dos: uno de ricos hombres y otro de caballeros e infanzones.

  • En las provincias del norte, el protestantismo de Calvino había ganado numerosos adeptos y Felipe II, al perseguirlo, desencadenó una rebelión que aglutinaba a amplios sectores descontentos con la dominación española: los disidentes religiosos, los ricos burgueses cuyos impuestos fi nanciaban una política ajena a ellos o incluso hostil –muchos eran calvinistas–, y ciertos sectores de la nobleza.

  • En lo sucesivo los Concilios de Toledo, hasta entonces asambleas eclesiásticas, integraron al rey, la nobleza y la Iglesia, y tuvieron carácter de asamblea legislativa, convocada para los asuntos importantes que afectaban a la monarquía.

  • En los territorios de la Corona de Aragón, la relación entre gobernante y gobernados se mantuvo dentro del concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos, entendiéndose por vasallos en este caso solo los grupos sociales dirigentes (la nobleza, el clero y el patriciado urbano).

  • En los territorios donde triunfaron los rebeldes antifranceses se destituyó a las autoridades existentes y se crearon juntas locales, nuevos órganos de poder que en la mayoría de los casos estaban integrados por miembros de las viejas clases dominantes (nobleza y clero), aunque con nuevos compromisos políticos.

  • Esos gardingos, convertidos ya en nobleza territorial latifundista, se rodearon, a su vez, de hombres fi eles, conocidos como bucelarios .

  • Esta situación se explica por la escasa presencia en España de una burguesía emprendedora y por el comportamiento económico de la nobleza, que no destinaba sus elevados ingresos a la creación de empresas productivas, sino al atesoramiento o al gasto suntuario, satisfecho en su mayor parte por las industrias extranjeras (de ahí el interés de la Corona en fomentar las manufacturas reales de artículos de lujo).

  • I. La Sociedad cuidará de promover la educación de la nobleza, el amor al Rey y a la patria.

  • La Sociedad económica ha de ser compuesta, para que pueda ser útil, de la nobleza más instruida del país.

  • La Corona, por su endeudamiento crónico y el estado ruinoso de la hacienda, y la nobleza, por la disminución de sus rentas, se vieron obligadas a reducir el gasto en obras de arte, sobre todo en las siempre costosas construcciones arquitectónicas.

  • La decadencia del Imperio en el siglo El nuevo carácter de la monarquía: los validos En de fi nitiva, durante el reinado de Felipe III y ante la debilidad de la monarquía, se produjo una cierta recuperación política de la alta nobleza, que regresó a la Corte en busca del favor del rey o de su valido.

  • La derrota del movimiento comunero consolidó una estrecha alianza entre la monarquía (poder político) y la alta nobleza (poder económico y social), que dejaría a Castilla anclada en un conservadurismo social y económico, más orientado a los valores de la Edad Media que a los tiempos modernos.

  • La Iglesia y la nobleza explotaban directamente solo una pequeña parte de sus tierras, y el resto las arrendaban a campesinos, en pequeñas parcelas, a cambio del pago de una renta y por un plazo limitado (diez años como máximo en Castilla).

  • La monarquía visigoda adolecía de una gran debilidad, tanto por el excesivo poder de la Iglesia y la nobleza, como por el carácter electivo de la corona.

  • La nobleza y el clero gozaban de privilegios reconocidos legalmente, mientras que el estado llano carecía por completo de ellos.

  • La nobleza El ascenso al estamento privilegiado de la nobleza solo lo podía conceder el rey, normalmente por servicios prestados a su persona, ya fuera con las armas, en la casa real o en la administración de algún territorio.

  • La nobleza experimentó un considerable aumento numérico, como consecuencia de las ventas de títulos, hábitos de las Órdenes Militares e hidalguías, a las que con tanta frecuencia recurrió la Corona en su búsqueda desesperada de nuevas fuentes de ingresos.

  • La nobleza perdió sus privilegios, a la vez que cobró protagonismo la burguesía.

  • La nueva clase dominante La media y baja nobleza del Antiguo Régimen tendieron a desaparecer y a fundirse en las nuevas clases sociales correspondientes a su nivel de riqueza.

  • La reducción del poder político de la nobleza Aprovechando la debilidad de los monarcas anteriores, la nobleza había aumentado su poder y era el grupo social con más fuerza para frustrar las pretensiones autoritarias de la Corona.

  • Las contribuciones no eran iguales para todos, sino que variaban de unas zonas a otras y había grupos exentos, como la nobleza y el clero.

  • Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura estamental de la sociedad, ya que estaban compuestas de tres brazos –en representación de la nobleza, el clero y las ciudades–, que deliberaban por separado.

  • Las catedrales urbanas desempeñaron desde el siglo una importante labor docente a través de las denominadas escuelas catedralicias, que impartían una instrucción elemental a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza ciudadana, e incluso al clero, cuya ignorancia preocupaba a la propia Iglesia.

  • Lo desempeñaba un miembro de la nobleza designado por las Cortes y su función primordial consistía en la interpretación y defensa de los fueros propios de Aragón, en especial frente a posibles pretensiones autoritarias de la monarquía.

  • Los arriendos de bienes pertenecientes a conventos y a familias de la antigua nobleza eran generalmente los más equitativos por el hecho mismo del mucho tiempo que había transcurrido desde su otorgamiento; los nuevos compradores de fincas pertenecientes a conventos por lo general han subido la renta.

  • Los centros de mayor calidad eran los que regentaban los jesuitas, para los hijos de la nobleza y de la burguesía.

  • Los Consejos especializados Al aumentar las competencias del Estado y el poder político de la monarquía, la administración central se hizo más compleja y requería una numerosa burocracia que integraba cada vez más a juristas y letrados de formación universitaria, pertenecientes en su mayoría a la pequeña nobleza.

  • Los límites de la crítica ilustrada del Antiguo Régimen El pensamiento ilustrado fue un fenómeno minoritario, que se redujo a algunos círculos intelectuales de la nobleza y del clero, y a algunos plebeyos cultos.

  • No obstante, las competencias del rey eran amplias (máxima jefatura militar, legislación, instancia superior de justicia, etc.), aunque en la práctica estaban muy limitadas por el poder de la nobleza y la Iglesia.

  • Nobleza e Iglesia, como grupos poderosos, tenían, por tanto, intereses comunes y coincidían en impedir el establecimiento de una monarquía fuerte que pudiera limitar su in fl uencia y privilegios.

  • Pero al no existir una fuerte burguesía, fueron ciertos sectores cultos de la Iglesia y la nobleza los que encabezaron los nuevos valores del humanismo, sin renunciar del todo a las tradiciones medievales.

  • Pero no todos los miembros del estamento nobiliario gozaban de igual prestigio y fortuna, sino que existía una jerarquía interna: a La alta nobleza (duques, condes, marqueses, ricos hombres de Aragón), que disponía de grandes riquezas y extensos señoríos.

  • Pero al margen de las justi fi caciones ideológicas, la sociedad estamental presentaba las siguientes características generales : a La división social era muy rígida, ya que todo individuo estaba encuadrado en alguno de los tres estamentos (también llamados estados u órdenes ) de que se componía la sociedad: nobleza, clero o estado llano.

  • Pero con el crecimiento demográ fi co de los núcleos de población surgieron oligarquías locales, minorías ricas e in fl uyentes, a menudo pertenecientes a la pequeña o media nobleza, que aspiraban a controlar el poder local.

  • Pero en España fueron ciertos sectores cultos de la Iglesia y la nobleza los que encabezaron los nuevos valores del humanismo, sin renunciar del todo a las tradiciones medievales.

  • Pero este camino estuvo salpicado de di fi cultades y resistencias, en especial por parte de la nobleza y el clero, cuyos intereses chocaban con las pretensiones autoritarias y centralizadoras de los monarcas.

  • Pero también proliferaron desde la centuria anterior otros dos tipos de construcción característicos de la nobleza: la mansión campestre ( château ) y la casa de la ciudad ( hôtel ).

  • Pero, a diferencia de la nobleza, el estamento eclesiástico no era un estamento cerrado, sino que a él tenían acceso tanto los nobles como los miembros del estado llano, aunque los primeros acaparaban las altas dignidades eclesiásticas (alto clero), mientras que los segundos ocupaban los cargos inferiores (bajo clero).

  • Por otra parte, el descenso demográ fi co y la crisis agraria provocaron una disminución de las rentas señoriales que obligó a la nobleza a endeudarse para poder mantener su lujoso tren de vida.

  • Por consiguiente, la renovación intelectual fue limitada y se mantuvo muy fuerte la influencia social e ideológica de la nobleza y el clero.

  • Por el contrario, en el Antiguo Régimen existía una rígida división social en estamentos (nobleza, clero y estado llano); los derechos y obligaciones eran distintos para cada uno de ellos, con reconocimiento legal de privilegios a la nobleza y el clero; y la movilidad vertical (posibilidad de ascender o descender en la escala social) era muy escasa o nula.

  • Por este procedimiento, los bienes patrimoniales de la nobleza pasaban intactos de un heredero a otro y quedaban protegidos frente a embargos por deudas e, incluso, frente a posibles herederos derrochadores.

  • Por otra parte, la extensión de la riqueza a nuevas capas sociales explica que aparecieran nuevos clientes con también nuevos encargos: a las tradicionales demandas de carácter religioso, ya vinieran del propio clero o de nobles y reyes, se añadieron las de obras destinadas al uso privado de la nobleza y la burguesía enriquecida, como los libros de horas ricamente ilustrados o los sepulcros monumentales.

  • Se constituyó así una oligarquía terrateniente, industrial y fi nanciera, resultado de la alianza –a veces incluso matrimonial– entre la vieja nobleza y la nueva burguesía propietaria.

  • Su control corría a cargo de representantes estatales y el objetivo era satisfacer la demanda de la nobleza y el clero de artículos de lujo (tapices, cristal, etc.) con productos fabricados en el país e, incluso, exportarlos.

  • Surgieron así escuelas catedralicias que impartían una instrucción también elemental dirigida a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza urbana, e incluso al clero, cuya ignorancia preocupaba en primer lugar a la propia Iglesia.

  • Surgió así una estructura tripartita, de fi nida por la función esencial que cada grupo social o estamento desempeñaba para el conjunto de la comunidad: la nobleza (los «defensores»), cuyo cometido era la defensa de la comunidad; el clero (los «oradores»), encargado de rezar y velar por la salvación de las almas; y el estado llano (los «labradores» o trabajadores), al que correspondía trabajar para el mantenimiento de todos.

  • Tampoco se planteaba acabar con la sociedad estamental ni los privilegios de la nobleza y el clero, sino que estos desempeñaran un papel activo como clase dirigente al servicio del reino para ser merecedores de tales privilegios.

  • Una nobleza escasa de educación no conserva el decoro que es debido por su sangre [...].