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22 oraciones y frases con merece

Las oraciones con merece que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar merece en una frase. Se trata de ejemplos con merece gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar merece en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • ¿Cómo sabemos si una vida merece la pena?

  • ¿Por qué merece la pena tanto esfuerzo y dinero para conservar la biodiversidad?

  • Así, un intocable (la casta más baja, sin apenas derechos) está donde merece estar.

  • Aunque las opiniones maduran o cambian, la confianza en quien las merece no tiene que variar.

  • De antemano se sabe quiénes han de componer la minoría, que en ningún caso como en este merece el gráfico nombre de oposición de S. M. ¡Si el gobierno la trae y la nombra poco menos que de real orden! [...

  • Debatid en clase qué opinión os merece una iniciativa como esta, en la que personas sin conocimientos de astronomía puedan utilizar potentes herramientas pensadas para astrótelescopios a cambio de posibilitar a los jóvenes iniciarse en el mundo de la astronomía.

  • El asentimiento propio de la fe se debe a la confianza que nos merece la persona que nos presenta esa verdad.

  • El ser humano en período de gestación merece el respeto debido a la persona humana.

  • En este sentido, la insistencia del Magisterio de la Iglesia —por la preocupación y el cuidado perseverante de tantos cristianos por los más débiles, los ancianos o los enfermos— en el respeto que merece cada ser humano se constituye como centro de referencia ética.

  • Estas preguntas se dirigen al ideal que llena tu vida de auténtico sentido, es decir, si eres alguien que merece la pena conocer, que tiene una historia que contar.

  • Indica qué tipo de li «La única libertad que merece este nombre es la de perseguir nuestro propio bien a nuestra propia manera mientras no intentemos privar a los demás del suyo.

  • La dignidad de la persona es la raíz del respeto que merece todo el mundo.

  • Lo sagrado, en cambio, representa lo absoluto y, precisamente por eso, participa de su valor absoluto, es decir, merece ser cuidado y respetado por sí mismo.

  • Mención aparte merece el papel de la alta jerarquía de la Iglesia, cuyo apoyo fue fundamental en el terreno de la propaganda entre la población católica, tanto en España como en el resto del mundo.

  • Mención aparte merece la Gaceta de Madrid, cuyo origen se remonta al siglo xvii, y que con Carlos III se convirtió en el órgano de prensa de la monarquía, al servicio del reformismo o fi cial.

  • Mención especial merece el Salón de París, término con que se conocía a las exposiciones organizadas con frecuencia anual o bienal por la Academia francesa para dar a conocer al público las obras recientes más destacadas.

  • Merece una mención especial san Agustín.

  • Para amar a alguien como se merece, hay que conocerlo y respetarlo; de esta manera, el amor por el otro no se reducirá a un medio para amarnos a nosotros mismos.

  • Pero el siglo XIX merece iniciarse con la figura genial e inclasificable de Goya, que, moviéndose entre la razón de los ilustrados y el sentimiento de los románticos, y sin desvincularse del todo de ninguna de las corrientes de su época, superó a todas y se adelantó a las más diversas vanguardias artísticas.

  • Pero yo afirmo que, en tal caso, una acción como esa, por muy conforme al deber, por muy amable que sea, no tiene sin embargo verdadero valor moral, sino que corre pareja con otras inclinaciones, por ejemplo, con la inclinación a la honra, la cual, cuando afortunadamente da en lo que en realidad es de común utilidad y conforme al deber, y por tanto digno de honra, merece alabanza y aliento, pero no alta estima, pues le falta a la máxima el contenido moral, a saber, hacer esas acciones no por inclinación, sino por deber».

  • Razona si merece la pena o no cambiar la ley que regula la composición de los equipos deportivos.

  • Una mención especial merece el papel –invento chino introducido por los árabes en Europa–, cuya fabricación resultaba más abundante y barata que la del pergamino, por lo que los libros se abarataron y tuvieron un amplio mercado en el mundo islámico.