Conviene advertir que el fi lósofo madrileño entendió el término circunstancia en dos sentidos: En un sentido general, es el marco histórico y cultural en el que se inserta la civilización occidental, que hace referencia a la fi losofía griega y a la tradición judeocristiana.
El pensador madrileño rechazó ambos y propugnó que pensamiento y realidad se integrasen en un nuevo concepto de vida como realidad radical.
El raciovitalismo no supuso para el pensador madrileño un abandono del perspectivismo, puesto que se apoya en una re fl exión sobre las dos perspectivas más radicales en las que todo hombre se encuentra situado: la de la razón y la de la vida.
En este sentido, destaca el grupo central en torno al mameluco que cae muerto, mientras un madrileño sigue apuñalándole y otro clava un cuchillo en el costado de su caballo.
Entre ambos se establece un juego de contraposiciones: el día y la noche; la violencia por parte del pueblo madrileño y la del ejército francés; la furia y el miedo.
Frente a estas formas de vitalismo, el fi lósofo madrileño aseveró que la razón cumple una función imprescindible dentro de la vida, ya que permite comprenderla y decidir qué hacer con ella.
La familia de su madre era propietaria del periódico madrileño El Imparcial; su padre fue director de ese diario.
Tres años después la plaza era inaugurada con motivo de las fiestas por la beatificación de San Isidro, labrador madrileño del siglo .
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