¿Qué pasaría si fabricáramos la lata de hierro?
Cogemos la lata y con la ayuda del cúter quitamos el culo de la lata.
Cogemos un trozo de cinta aislante, la enrollamos y pegamos en la base de nuestra lata.
Cortamos con las tijeras verticalmente, por la mitad el cilindro y expandimos los lados del cilindro de la lata, obteniendo un rectángulo (forzamos un poco los lados).
Cuando creas que va a llover, pon el embudo sobre la lata y coloca el pluviómetro al aire libre.
Dobla las tiras metálicas o el alambre con cuidado para que sirvan de puente en la lata de conserva.
En una superficie plana, coloca la lata con las dos tiras de metal y el depósito encima.
Pon una vela dentro de la lata y enciéndela.
Se pueden construir prototipos con latas más grandes, como las de espárragos, y emplear como depósito una lata de refresco tras vaciar su contenido por un agujero lateral.
Se necesita un utensilio que se adapte al agujero de la anilla y ayude a hacer fuerza para abrir la lata sin que se rompa la anilla.
Según indica el dibujo de las cajas de cartón que envuelven las conservas, su utilidad es la de abrir la lata con facilidad.
Si utilizas alambre, puedes dar varias vueltas a la lata para darle estabilidad, en lugar de cortarlo y doblarlo como las tiras de metal.
Tienen que quedar bien fijadas a la lata y planas, para que el depósito no se caiga.
Un amigo confesó a uno de los hijos: «¿Sabes?, durante todos estos años de trabajo juntos, tu padre nunca me ha dado la lata con sermones.
Una lata metálica es perfectamente reciclable, pero es necesario verterla en el contenedor de reciclaje.
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