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69 oraciones y frases con lósofo

Las oraciones con lósofo que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar lósofo en una frase. Se trata de ejemplos con lósofo gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar lósofo en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • ¿Cómo ha de obrar el fi lósofo?

  • Ahora bien, para este fi lósofo, los juicios morales prescriben o prohíben determinados comportamientos, por lo que no provienen de la razón ni se apoyan en ella.

  • Aristóteles señala que este fi lósofo opinó así porque observó que los alimentos contienen agua y que las semillas —de donde nacen las cosas— tienen una naturaleza húmeda.

  • Bajo esta forma de gobierno, los hombres añorarán las realidades supremas y se verán impulsados a derrocar al tirano y a sustituirlo por el reyfi lósofo.

  • Cada uno de ellos había sido tratado anteriormente por uno u otro fi lósofo.

  • Como en sus análisis anteriores, el fi lósofo empirista se preguntó por el origen de la idea de sustancia y llegó a la conclusión de que es una idea compleja elaborada por nuestra imaginación, de acuerdo con las leyes de asociación.

  • Conviene advertir que el fi lósofo madrileño entendió el término circunstancia en dos sentidos: En un sentido general, es el marco histórico y cultural en el que se inserta la civilización occidental, que hace referencia a la fi losofía griega y a la tradición judeocristiana.

  • De ahí que, como veremos en el caso del fi lósofo G. Vattimo, el pensamiento posmoderno es un pensamiento «débil»: su función no es fundamentar, sino manifestar la caducidad y la contingencia constitutiva del ser.

  • De este modo, Sócrates comparó la labor que el fi lósofo desempeña en el diálogo para «dar a luz la verdad» con la profesión de su madre, que asistía en los partos.

  • El asombro fi losó fi co no es una actitud pasiva ni ingenua ante lo inesperado o deslumbrante; por el contrario, es activa, en cuanto que conduce al fi lósofo a preguntarse por la causa última de lo que le provoca admiración.

  • El comentarista se convierte en fi lósofo, por lo que su argumentación debe constituir una re fl exión pro-funda sobre el problema.

  • El conocimiento intuitivo, según el fi lósofo inglés, es aquel mediante el cual se aprehende o percibe una cosa concreta como existente o no existente, y se caracteriza por su evidencia e inmediatez.

  • El contrato social La sociedad, por tanto, es algo necesario para la subsistencia de los seres humanos, pero su aparición, según el fi lósofo ginebrino, trajo consigo dos inconvenientes: por un lado, la presencia de una autoridad que restringía la libertad de los individuos; por otro, la propiedad privada, causa de desigualdades.

  • El enfoque científico del fi lósofo griego aportó un conocimiento riguroso y por causas, apoyado en la inducción y la deducción.

  • El estado de naturaleza El fi lósofo ginebrino pensó que era imprescindible conocer la vida humana en el estado de naturaleza para abordar la situación del hombre de su tiempo.

  • El fi lósofo alemán no llegó a explicar cómo se puede compaginar la armonía preestablecida con la libertad humana.

  • El fi lósofo de Königsberg conoció y respaldó las grandes revoluciones de fi nales del siglo xviii .

  • El fi lósofo de Königsberg estimó que las categorías son condiciones necesarias para el conocimiento de los fenómenos empíricos, pues solo mediante ellas cabe uni fi car la pluralidad de las intuiciones sensibles.

  • El fi lósofo de Königsberg examinó varios ejemplos de aplicación del imperativo categórico.

  • El fi lósofo distinguió entre justicia legal —que relaciona al ciudadano con la polis—, distributiva —que reparte proporcionalmente los bienes y las cargas entre los ciudadanos— y conmutativa —que regula las relaciones entre los individuos—.

  • El fi lósofo escocés refutó que la sociedad nace de un pacto explícito entre personas, por no haber constancia histórica de él.

  • El fi lósofo franciscano consideró que el poder de la Iglesia y el del Estado no solo tienen ámbitos propios y separados —espiritual y temporal, respectivamente—, sino que el Estado es independiente también en el terreno espiritual y moral.

  • El fi lósofo ginebrino no llegó a conocerla, pero los revolucionarios franceses, que habían leído y asimilado su pensamiento político, impulsaron la revolución amparados en sus ideas.

  • El fi lósofo inglés pensó que la ley moral solo se puede conocer por la fe, ya que depende absolutamente de la voluntad divina.

  • El fi lósofo prusiano les dio el nombre de éticas materiales, porque se preocupaban de algo empírico o material: el contenido que se le daba al fi n o al bien que el ser humano ha de perseguir.

  • El fi lósofo señaló que pensar es entender, a fi rmar, dudar, querer, sentir, etc. Por lo tanto, es toda actividad que sucede en nuestro interior y que nosotros mismos podemos percibir.

  • El fi lósofo, por tanto, ha de querer construir un pensamiento sistemático, es decir, ha de poseer voluntad de sistema.

  • El ser y el principio de no contradicción Parménides fue el primer fi lósofo que re fl exionó extensamente sobre la noción de ser, pero lo concibió de modo unívoco, es decir, como un todo compacto, único e inmutable.

  • En otros diálogos, el fi lósofo propone como idea suprema la idea del Uno o un conjunto de ideas supremas: Ser, Reposo, Movimiento, lo Idéntico y lo Diverso.

  • En segundo lugar, el fi lósofo ha de distinguir lo singular de los fenómenos, de aquello que es su esencia universal.

  • En su diálogo de vejez, Las Leyes, sustituyó al reyfi lósofo por un cuerpo de magistrados que se controlan unos a otros y que se someten a unas leyes inmutables.

  • En sus Investigaciones fi losó fi cas, el fi lósofo austriaco propuso de fi nir el sentido de las proposiciones en función del uso que los hablantes hacen de ellas.

  • Esta división tripartita del alma humana ocupó un lugar destacado en el pensamiento del fi lósofo, porque —como veremos— la empleó para explicar las diversas virtudes y la organización de la sociedad ideal.

  • Estas generalizaciones, para el fi lósofo inglés, ayudan a comprender la realidad, pero se debe tener en cuenta que no son más que suposiciones o representaciones de realidades individuales y, por ello, no nos dan a conocer principios ni esencias universales que están en las cosas.

  • Este fi lósofo era materialista, ya que pensaba que los átomos eran diminutas partículas de materia que se movían por azar y componían el mundo natural.

  • Este fi lósofo llevó a cabo un análisis de los actos de habla y de lo que llama sus pretensiones de validez.

  • Este fi lósofo se sirve de Wittgenstein para denunciar como ilusoria cualquier aproximación universal a la realidad.

  • Esto hace que ningún dato o problema de la realidad deje de interesar al fi lósofo.

  • Frente a estas formas de vitalismo, el fi lósofo madrileño aseveró que la razón cumple una función imprescindible dentro de la vida, ya que permite comprenderla y decidir qué hacer con ella.

  • Fue político, además de fi lósofo, y elaboró importantes leyes en su ciudad.

  • Impresiones e ideas; asociación de ideas Según este fi lósofo, solo conocemos nuestras propias percepciones, que son los hechos de conciencia que experimentamos dentro de nosotros mismos.

  • La concepción de Parménides es muy relevante, pues es el primer fi lósofo de la historia que se ocupó del concepto de ser.

  • La conclusión a la que llegó el fi lósofo ateniense es que las ideas no existen en las cosas, en la mente ni en las de fi niciones, sino que tienen una realidad en sí, trascienden lo sensible, son esencias separadas de las cosas.

  • La distinción entre el hombre masa y el hombre selecto —en opinión del fi lósofo madrileño—, no tiene que ver con la separación en clases sociales.

  • La ley o ley práctica es, para el fi lósofo, un principio práctico objetivo, un juicio de obligación que es válido para todo ser racional.

  • La misión del fi lósofo, como es característica del estructuralismo, es detectar esas estructuras.

  • La primera certeza: la existencia del yo Llegados a este punto, el fi lósofo cayó en la cuenta de que, cuando se duda de todo, surge una verdad de la que es imposible dudar: la existencia de un yo que duda.

  • La primera tarea del fi lósofo consistirá en explicar qué es la virtud, en buscar la idea o esencia de esta, es decir, aquello por lo que las diferentes virtudes merecen tal nombre.

  • La tarea del fi lósofo consistirá en interpretar los diferentes textos.

  • La vía antigua mantuvo el interés por la ciencia de Aristóteles, como saber universal y por causas, y continuó con las explicaciones del universo del fi lósofo griego.

  • La vinculación de la fi losofía con la ética y la política, que impele al fi lósofo a meditar sobre los acontecimientos de la vida pública.

  • Las intuiciones fundamentales de este fi lósofo siguen la estela de quien fue su mentor y maestro, Heidegger.

  • Lo cierto, a fi rmó el fi lósofo austriaco, es que las palabras que constituyen un determinado juego lingüístico adquieren un sentido propio, distinto de cualquier otro.

  • Los dos intelectuales más representativos de esta generación eran José Ortega y Gasset, fi lósofo cuyo pensamiento ejercería una gran in fl uencia en las jóvenes generaciones, y el catalán Eugeni d’Ors, fi lósofo también, que desarrolló una gran labor difusora de las corrientes artísticas, literarias y fi losó fi cas europeas.

  • Los averroístas parisinos del siglo xii atribuyeron a este fi lósofo la teoría de la doble verdad, que establece que si una verdad de fe y otra de razón entran en con fl icto, pueden ser simultáneamente verdaderas; la primera sería válida para el hombre inculto, mientras que la segunda pertenecería al fi lósofo, que es capaz de penetrar en las alegorías de la fe.

  • Los tres pretendían conciliar el pensamiento aristotélico con sus respectivas concepciones religiosas, y sus escritos ejercieron una gran in fl uencia en el Occidente cristiano, en especial los libros sobre medicina de Maimónides y los comentarios de Averroes sobre Aristóteles, que difundieron en Europa gran parte del pensamiento del fi lósofo griego.

  • No obstante, las teorías políticas del fi lósofo ginebrino son las que más hondo han calado y han sido objeto de interpretaciones contrapuestas, debido a la ambigüedad con la que las expuso.

  • Para el fi lósofo inglés, la contingencia de lo creado es tal que la voluntad todopoderosa de Dios puede intervenir en ella en cualquier momento.

  • Para este fi lósofo francés, la fenomenología es el estudio de la esencia.

  • Para este fi lósofo, la desesperación es la enfermedad mortal, una rebeldía contra uno mismo y contra la existencia que impide al sujeto llegar al bien que lo colma, Dios.

  • Por eso, hay que analizar qué pretende decir cada fi lósofo y si lo que a fi rma se corresponde o no con la realidad.

  • Por este motivo, el fi lósofo escocés se propuso investigar la validez de la relación causal.

  • Por otro lado, el fi lósofo nunca pudo poner en práctica sus teorías políticas en los largos períodos en que vivió en Atenas, ya que era extranjero (meteco) y no podía participar en sus instituciones democráticas.

  • Por último, el fi lósofo tiene que abandonar la consideración de la existencia del mundo y del propio sujeto empírico.

  • Según este fi lósofo, entender es formular juicios, a fi rmar o negar un predicado de un sujeto.

  • Sin embargo, este fi lósofo advertía ahora que el sentido del lenguaje no se podía separar del uso que los hablantes hacen de él.

  • Solo un rey fi lósofo, asistido por las minorías ilustradas del país, sabía lo que convenía a sus súbditos y estaba en condiciones de impulsar la reforma racional de la sociedad en todos los aspectos necesarios para el progreso y la felicidad de su pueblo: en la educación (para que fuera útil), en la economía (para que aumentara la producción y la riqueza), en la Iglesia (para que cumpliera su función con moralidad y e fi cacia), etc. La fi losofía que inspiraba el despotismo ilustrado quedaba resumida en la frase: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo».

  • Sus integrantes se vieron obligados a elegir entre la fi delidad a la República o el apoyo al bando militar sublevado: del lado republicano las fi guras más sobresalientes fueron el poeta Miguel Hernández, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo y los fi lósofos José Ferrater Mora y Julián Marías ; en el bando sublevado destacaban los poetas Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, el novelista Gonzalo Torrente Ballester, el fi lósofo José Luis López Aranguren y el médico y ensayista Pedro Laín Entralgo .

  • También Hobbes había sostenido la existencia de una pasión innata natural, pero el fi lósofo ginebrino no aceptó el carácter violento que aquel le atribuyó.