A pesar de que Ockham sostuvo que el alma sensitiva se divide en partes, no dudó en aplicar el principio de economía al alma intelectiva.
A su juicio, lo que caracteriza al ser humano es su capacidad intelectiva, esto es, la posibilidad humana de aprehender la realidad.
Al no admitir distinción entre alma intelectiva e intelecto, tampoco podía aceptar la diferenciación aristotélica y tomista entre entendimiento agente y paciente.
Alma intelectiva.
Así, el entendimiento se ha de identi fi car con el alma intelectiva que entiende y la voluntad, con el alma intelectiva que quiere.
De este modo, negó que esta tuviese facultades diversas, pues el alma intelectiva es espiritual y, por tanto, no puede ser extensa ni tener partes.
El gran tema de la antropología es la libertad del ser humano que, por un lado, está inserto en el mundo y sometido a sus leyes físicas y biológicas pero, por otro, es un ser libre, dotado de alma intelectiva.
Es preferible creer que, disponiéndolo así el Hacedor, la esencia del alma intelectiva descubre en las realidades del orden natural dichos recuerdos, contemplándolos en una luz incorpórea especial, lo mismo que el ojo carnal al resplandor de esta luz material ve los objetos que están a su alrededor, pues ha sido creado para esta luz y a ella se adapta por Creación».
La interpretación más común es que, tras la muerte, solo permanece su parte intelectiva, que en el tratado Acerca del alma redujo al intelecto agente.
La vida intelectiva Solo el hombre posee conocimiento intelectual y este consiste en abstraer formas inteligibles, es decir, en aprehender de modo inmaterial formas sustanciales de las cosas.
Razón: tipo de conocimiento al que se accede por medio de la facultad intelectiva.
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