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11 oraciones y frases con induce

Las oraciones con induce que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar induce en una frase. Se trata de ejemplos con induce gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar induce en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • Al hacer girar la espira dentro del campo magnético del imán, el flujo que la atraviesa varía continuamente y, por lo tanto, se induce de él una fuerza electromotriz.

  • Al variar el flujo que atraviesa el anillo A, se induce en él una corriente que se opone al aumento del flujo.

  • Cuando se desplaza el conductor a-b hacia la derecha, la fuerza electromotriz que se induce de él vale: ε = B I v = B I Δ x Δ t Donde Δ x es el desplazamiento del conductor móvil en el tiempo Δ t .

  • Cuando se sitúan en el interior de un campo magnético, se induce en estos pequeños imanes atómicos de polaridad opuesta al campo exterior; por eso, son repelidos por los imanes y reducen el campo magnético en el que se encuentran inmersos.

  • Cuando un objeto ferromagnético penetra o abandona el campo de acción del imán, se induce una corriente eléctrica a la bobina.

  • De esta manera, siempre hay una variación del flujo magnético a través de los circuitos del rotor, y así se induce la corriente que crea unos polos magnéticos que reciben la fuerza necesaria para hacer girar el rotor.

  • Esto induce a pensar en la existencia de subniveles energéticos (en el curso siguiente estudiarás su justificación).

  • Esto nos induce a pensar que existen dos tipos diferentes de electricidad: una, la que adquiere el plástico, y otra, la que adquiere el vidrio.

  • Esto quiere decir que, si el flujo a través de un circuito aumenta, se induce en él una corriente eléctrica, cuyo campo magnético es de sentido contrario al campo magnético inductor.

  • No es cierto que nos movamos solo por egoísmo, puesto que también existe la simpatía, que nos induce a sentir agrado ante la felicidad de otros o dolor por el sufrimiento ajeno.

  • Podemos formular la hipótesis de que existe un genio maligno que nos induce a creer que estamos en lo cierto siempre que erramos, y viceversa.