Del pacto al que llegó con Hades surgieron las estaciones.
Deméter, la diosa de la agricultura, es conocida sobre todo porque Hades raptó a su hija Perséfone, hecho que le provocó una gran tristeza.
Después de haber luchado contra Cronos y, a continuación, contra los gigantes, compartió el reino de su padre con sus hermanos: Zeus recibió el cielo; Deméter, la tierra; Poseidón, los océanos; y Hades, los infiernos.
En la parte superior, unos ángeles portan los instrumentos de la Pasión, y en la inferior se representa la resurrección de la carne (a la izquierda), un coro de ángeles (en el centro) y el infierno (a la derecha), cuyas características corresponden a las del Hades de la Antigüedad, con la Laguna Estigia y la barca de Caronte.
Eran doce y vivían en el Olimpo, excepto Poseidón, que vivía en el fondo del mar, y Hades, que residía en los infiernos.
Está muy relacionada con su hija Perséfone, que fue raptada por Hades y llevada a los Infiernos.
Hades (Plutón) es subterráneo y manda en el reino de los muertos.
Hades siempre está acompañado por un perro de tres cabezas, el guardián de la puerta de los infiernos: Cerbero.
La confesión de Aquiles En la puerta del Hades, el mismo Aquiles asegura a Odiseo que «más querría ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal y de corta despensa, que reinar sobre todos los muertos que allá perecieron» (Odisea, XI).
Los griegos tenían tanto miedo a Hades que no pronunciaban nunca su nombre.
Y, tras la muerte, solo quedará el interminable vagar por el Hades, el reino de los muertos, donde las almas se ven reducidas a sombras desgraciadas.
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