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38 oraciones y frases con gracia

Las oraciones con gracia que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar gracia en una frase. Se trata de ejemplos con gracia gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar gracia en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • A esto respondió Pelayo: «¿No has leído en las sagradas escrituras que la iglesia de Dios es comparable a un grano de mostaza y que se volverá a levantar a través de la gracia divina?

  • Abrir el corazón a la gracia La respuesta de María al ángel Gabriel no tiene que ver con «lo que me dejan o no me dejan hacer», sino con el asentimiento libre —activo— a la voluntad de Dios.

  • Además, el sacramento del Matrimonio proporciona la gracia necesaria para vivir esa vida en común, con los sacrificios, esfuerzos y largos años que supone.

  • Como toda gracia, Dios no la impone, sino que nos la ofrece.

  • Conversión: movimiento del corazón contrito por el que, atraídos y ayudados por la gracia, decidimos responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero.

  • Cristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento, fuente de gracia y de santificación para quienes lo contraen.

  • Cristo elevó el Matrimonio a la dignidad de sacramento, fuente de gracia y de santificación para quienes lo contraen.

  • De esta forma quedaba patente la estrecha vinculación existente en el Imperio Bizantino entre el poder espiritual de la Iglesia y el político de los emperadores, que afirmaban serlo «por la gracia de Dios» y se consideraban iguales a los apóstoles y representantes de Dios en la tierra.

  • El tratamiento de la figura presenta los mismos rasgos que la obra anterior: gracia juvenil, sensualidad y delicada sonrisa.

  • En cuanto a su iconografía, predomina la pintura religiosa, en especial los temas relativos a la Virgen y los niños Jesús y San Juan, a los que trata con una gracia y delicadeza características.

  • Es Dios, mediante su gracia, quien nos capacita para vivir y obrar en su amor.

  • Es lo que Jesús nos da: su misma vida, la gracia, el amor que nos impulsa a entregarnos a nosotros mismos.

  • Es tiempo de donación, de rezo, de creatividad, de actividades valiosas por sí mismas, de diversión y entretenimiento, de gracia y alegría.

  • Gracia y libertad son dos factores complementarios.

  • Gracia: don sobrenatural de Dios, por el que nos hace partícipes de su vida trinitaria y capaces de obrar por amor a él.

  • Hay diversos valores estéticos o formales: la belleza, la gracia, la elegancia, la originalidad, la expresividad, lo solemne, etc. La belleza constituye un valor muy importante, sin duda, entre estos.

  • La conversión a la vida de gracia se logra mediante la oración humilde y confiada.

  • La responsabilidad que Dios ha puesto en el corazón humano se puede abrir y hacer dócil a los impulsos de la gracia.

  • La fe sobrenatural es una gracia que Dios da a aquel que se la pide con humildad, porque es consciente de su propia pequeñez ante la grandeza de un Padre creador.

  • La gracia divina es el medio que nos permite alcanzar metas que en solitario resultarían imposibles.

  • La ley eterna y la ley natural El medio con que cuenta el ser humano para llegar a la Bienaventuranza son sus actos libres, auxiliados de unos principios, que son las virtudes, la ley y la gracia.

  • La moral provisional quedó formulada en el Discurso del método en cuatro reglas: «Obedecer a las leyes y costumbres de mi país, conservando con fi rmeza la religión en la que Dios me ha concedido la gracia de ser instruido desde mi infancia y rigiéndome en todo lo demás según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso, que fuesen comúnmente admitidas en la práctica por los más sensatos».

  • La primera y tal vez la más interesante es la Estancia de la Signatura, utilizada para la firma o signatura de los decretos de gracia del Tribunal Eclesiástico.

  • La vida moral consiste en acoger libremente el don sobrenatural de la gracia.

  • Para él, solo existe una verdad, a la que se puede acceder por dos caminos: la razón y la filosofía —que nos acercan a ella parcialmente—, y la fe —que nos la da a conocer en plenitud—. Ambos caminos se complementan: la fe, impulsada por la gracia divina, puri fi ca y orienta la inteligencia, y la conduce a conocer las cosas inteligibles; la razón ayuda a profundizar en el contenido de la fe y proclama su credibilidad.

  • Para ello, precisa la acción de Dios, que lo salva con su gracia, aunque haya de acogerla libremente.

  • Para vivir la castidad necesitamos la ayuda de la gracia y el esfuerzo personal.

  • Pero la verdadera originalidad de Praxíteles reside en que sus personajes, frecuentemente dioses, expresan verdaderas emociones, con una suave sonrisa y una gracia juvenil, a menudo en actitudes relajadas y sensuales.

  • Pero si este dotaba a sus figuras de encanto, gracia y delicadeza, Escopas era el escultor de la agitación, el dolor y lo patético.

  • Por eso se necesita la gracia, la gracia que nos da el sacramento.

  • Por último, el sevillano Bartolomé Esteban Murillo fue el pintor de la delicadeza y la gracia femenina e infantil, al servicio de una devoción sentimental que se complacía en la contemplación de fi guras amables y dulces.

  • Sin embargo, la diferencia entre Lutero y Erasmo se puso de manifiesto con el tema de la libertad humana: mientras que el de Rotterdam defendía que, a pesar del pecado, el hombre contaba con capacidad para orientarse hacia el bien, Lutero pensaba que estaba totalmente condenado al mal y que solo la gracia podía apartarle de él.

  • Sin embargo, son admirables su gracia y su dulce expresión.

  • Sin la libertad (sin quererlo nosotros) no es posible la Salvación; sin la gracia (sin la ayuda de Dios) no podremos alcanzar el bien infinito (Dios mismo) al que estamos llamados. de M. Á. Buonarroti.

  • Solo la misericordia y la gracia de Dios pueden curar heridas tan profundas.

  • Tanto unas como otras se caracterizan por la gracia sensual y la delicadeza de su tratamiento, que denotan el deseo de la aristocracia de rodearse de detalles desenfadados y elegantes en sus ambientes privados.

  • Vivir como cristiano es una bendición, porque por la gracia se encuentra la paz de esa inquietud radical: hemos sido hechos para Dios.

  • Y, si no puedo evitar que me los cuenten, no me río o digo que no me ha hecho ninguna gracia».