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56 oraciones y frases con felipe

Las oraciones con felipe que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar felipe en una frase. Se trata de ejemplos con felipe gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar felipe en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • A Felipe II no le gustó que el martirio se relegara a un segundo plano, aunque en el primero El Greco había retratado a importantes militares contemporáneos, con la intención tal vez de equiparar su lucha contra la herejía con la de San Mauricio.

  • Abajo, a la izquierda, aparecen Felipe II, el Dux de Venecia y el Papa, representantes de las tres potencias que formaron la Santa Liga; a la derecha, un monstruo marino que, como boca del infierno, engulle a los infieles; arriba, un coro celestial adora el nombre de Jesús (IHS, Iesus Hominum Salvator, Jesús Salvador de los hombres).

  • Al fi nal del reinado de Felipe II las siete provincias del norte, bajo el nombre de Provincias Unidas, se habían independizado de hecho.

  • Al fi nalizar el siglo nadie dudaba de la necesidad de elegir un sucesor para el trono español, y se fueron per fi lando dos candidaturas posibles: la del archiduque Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo; y la de Felipe de Anjou, de la casa de Borbón y nieto de Luis XIV.

  • Antonio Pérez consiguió huir a Francia y difundió graves acusaciones de abusos y crímenes contra Felipe II, que sirvieron de base, junto con otros testimonios, para la elaboración de la leyenda negra de España en Europa.

  • Aunque durante mucho tiempo se consideró que el tema representado era el martirio de San Bartolomé, hoy día nadie duda de que en realidad se trata de San Felipe, que, según la tradición, fue amarrado a la cruz con cuerdas.

  • Carlos II, poco antes de morir, nombró heredero a Felipe de Anjou con la intención de asegurar el apoyo de la poderosa Francia y evitar así la desmembración territorial de la monarquía hispánica.

  • Como Felipe II no podía violar los fueros aragoneses, acusó a Antonio Pérez de un falso delito de herejía para que pudiera detenerlo la Inquisición, cuyas actuaciones no estaban limitadas por ninguna jurisdicción territorial.

  • Consulta los recursos digitales y explica brevemente los siguientes temas iconográficos aparecidos en las obras de esta unidad: Inmaculada Concepción, San Bernardo, San Andrés, San Felipe, Jacob, San Hugo, Vulcano, Rendición de Breda, Minerva, Sagrada Familia.

  • Corresponde al estilo herreriano o escurialense y coincide con el reinado de Felipe II.

  • De hecho, Felipe II, antes de suceder a su padre Carlos I, fue rey consorte de Inglaterra, como esposo de la reina María Tudor.

  • Detrás de San Juan Bautista (con su característica piel de camello), se sitúan santos, apóstoles y bienaventurados, entre los que se reconoce a Felipe II.

  • El auge del Imperio en el siglo La política interior: absolutismo y ortodoxia católica Los dominios de Felipe II.

  • El con fl icto entre las pretensiones absolutistas de Felipe II y la defensa de los fueros del Reino de Aragón se desencadenó a partir de un turbio asunto: la traición de Antonio Pérez, secre- tario de Felipe II.

  • El escándalo estalló años después con la detención de dos policías españoles implicados en los hechos, que denunciaron oscuras conexiones entre los GAL y políticos socialistas vascos y del Ministerio del Interior; se señaló incluso al presidente de gobierno, Felipe González, cuya responsabilidad no pudo ser demostrada.

  • El tema y su tratamiento es un fiel reflejo de la religiosidad profunda de la sociedad española de la época de Felipe II, máximo representante del espíritu de la Contrarreforma.

  • El temor estaba justi fi cado porque Luis XIV obraba como si fuera el rey efectivo de España y, además, había reconocido los derechos sucesorios de Felipe V al trono francés.

  • El valido de Felipe III fue el duque de Lerma, político mediocre y de una ambición desmesurada, que retiró de todos los cargos relevantes a sus anteriores titulares para colocar en ellos a sus parientes y amigos.

  • En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición tanto en España como en Europa, salvo por parte del emperador de Austria, que no había reconocido el testamento de Carlos II y había iniciado las hostilidades en Italia.

  • En conclusión, el reinado de Felipe IV se desenvolvió en un escenario de guerra permanente, que dejó arruinada a la monarquía, y al país en un estado de agotamiento económico y de postración.

  • En definitiva, el monasterio de El Escorial no solo fue la obra arquitectónica más importante de la Contrarreforma católica, sino también y sobre todo la imagen de la grandeza y severidad de la monarquía de Felipe II; una monarquía que, como el monasterio, estaba aislada y encerrada en sí misma.

  • En las provincias del norte, el protestantismo de Calvino había ganado numerosos adeptos y Felipe II, al perseguirlo, desencadenó una rebelión que aglutinaba a amplios sectores descontentos con la dominación española: los disidentes religiosos, los ricos burgueses cuyos impuestos fi nanciaban una política ajena a ellos o incluso hostil –muchos eran calvinistas–, y ciertos sectores de la nobleza.

  • En su obra se sintetizan las diversas in fl uen- cias que recibió a lo largo de su trayectoria desde Creta hasta España: la espiritualidad del arte bizantino cretense, las luces irreales y los colores fríos del pintor veneciano Tintoretto, etc. Entre sus obras más destacadas, se podrían mencionar: La adoración del nombre de Jesús (El Escorial), cuadro que ofreció a Felipe II, ya que es una exaltación de su persona y de su triunfo contra los turcos en Lepanto; El martirio de San Mauricio (El Escorial), obra encargada por Felipe II, que nunca colocó en su destino por no ser de su agrado; El entierro del señor de Orgaz (iglesia de Santo Tomé en Toledo), probablemente su mejor obra; y magní fi cos retratos, como el del Caballero de la mano en el pecho (Museo del Prado, Madrid).

  • Era hijo de Felipe V y de su primera esposa.

  • Era hijo también de Felipe V, pero de su segunda esposa; por tanto, hermanastro de Fernando VI, que había muerto sin descendencia.

  • España, por el contrario, fue la gran perdedora, ya que, a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey, tuvo que ceder todos sus territorios europeos: a Saboya se le adjudicó Sicilia ; y al emperador Carlos de Austria, los Países Bajos, el ducado de Milán, Nápoles y Cerdeña .

  • España recibió la doble in fl uencia italiana y fl amenca: la primera, a través de la Corona de Aragón; y la segunda, a través de Castilla, cuyos contactos con los Países Bajos fueron frecuentes, sobre todo desde el matrimonio de Juana con Felipe el Hermoso.

  • Esta inesperada rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares, que, ante la incapacidad de atender dos frentes simultáneos, optaron por concentrar sus esfuerzos en la rebelión catalana, tal vez convencidos de que Portugal sería más fácil de recuperar por su aislamiento geográ fi co.

  • Este fracaso económico fue el resultado de varias causas combinadas: a Los enormes gastos de las guerras continuas de Carlos I y Felipe II, para mantener su hegemonía imperial, provocaron la ruina de la Hacienda Real, el endeudamiento de la Corona con la banca extranjera y el aumento de la presión fi scal –en especial sobre la población pechera de Castilla–, que arruinó a los sectores más productivos.

  • Felipe III, hijo y sucesor de Felipe II, carecía de vocación política, y solo estaba verdaderamente interesado por la caza y el juego.

  • Felipe IV era un monarca culto y con un mayor interés por las tareas de gobierno y los problemas de España.

  • Felipe IV, rey de Francia.

  • Felipe V, educado en esta tradición francesa, no fue el impulsor de las academias en España, pero sí fue receptivo a algunas iniciativas privadas de renovación cultural, como tertulias o reuniones particulares, a las que dio protección o fi cial transformándolas en Academias Reales.

  • Felipe V, al que nunca le había agradado el Alcázar, aprovechó la oportunidad para mandar construir un nuevo palacio, más acorde con sus gustos y las necesidades de la nueva monarquía, pues debía albergar no solo a la familia real, sino también diversas instituciones de la corona.

  • Fue el mejor escultor de su época y entre sus obras sobresale el conocido como Pozo de Moisés, destinado al centro del claustro de la Cartuja de Champmol (cerca de Dijon), construida por orden de Felipe el Atrevido, duque de Borgoña.

  • L os tres monarcas del siglo xvii –Felipe III, Felipe IV y Carlos II– han sido denominados como Austrias menores, ya que ninguno de ellos tuvo la talla política de sus predecesores, Carlos I y Felipe II, denominados Austrias mayores.

  • La respuesta de Felipe II fue contundente: envió un ejército para restablecer el orden y mandó ejecutar al Justicia, que había encabezado la protesta.

  • La decadencia del Imperio en el siglo El nuevo carácter de la monarquía: los validos En de fi nitiva, durante el reinado de Felipe III y ante la debilidad de la monarquía, se produjo una cierta recuperación política de la alta nobleza, que regresó a la Corte en busca del favor del rey o de su valido.

  • Las islas Filipinas Prácticamente concluida la exploración de América durante el reinado anterior, Felipe II propició, aunque con menos entusiasmo, la del océano Pací fi co, recorrido por vez primera en la expedición de Magallanes y Elcano.

  • Los dos candidatos con más derechos al trono eran el archiduque Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo, y Felipe de Anjou, de la casa de Borbón.

  • Novatores, proyectistas e ilustrados La Ilustración llegó a España con cierto retraso respecto a Europa, y los reinados de Felipe V y de Fernando VI constituyen una etapa previa o preparatoria, en la que el espíritu de cambio se canalizaba esencialmente a través de dos grupos minoritarios: a Los novatores, término despectivo empleado contra quienes, desde fi nales del siglo xvii, aspiraban a una cierta renovación en el panorama intelectual.

  • Pero Felipe II adoptó también toda una serie de medidas para preservar a España de la herejía : se prohibió cursar estudios en universidades extranjeras y la importación de libros extranjeros, se público un índice de libros prohibidos y se exigió licencia del Consejo de Castilla para editar libros religiosos.

  • Pero fue con Carlos I y Felipe II cuando la situación fi scal se agravó de forma alarmante por los enormes gastos militares que acarreaba el Imperio y sus guerras continuas.

  • Pero ese proyecto exigía un nuevo emplazamiento más amplio y Felipe V lo rechazó, exigiendo que la nueva obra se levantara sobre las ruinas del viejo alcázar.

  • Pero su muy personal estilo no fue del agrado de Felipe II, cuyos gustos pictóricos iban en otra dirección.

  • Pero también se sentaron las bases para una reforma profunda de la Iglesia católica, más conocida como Contrarreforma, cuyo espíritu combativo encarnó a la perfección Felipe II, quien aplicó en sus territorios una severa política de intolerancia religiosa.

  • Poco después de su muerte, falleció también el rey, Felipe IV, y los nuevos retratistas de Carlos II, siendo grandes pintores, en especial Claudio Coello, no alcanzaron la maestría y genialidad de su antecesor.

  • Por ello, decidió derogar la ley de sucesión de Felipe V, para que, en el caso de tener descendencia femenina con su cuarta esposa, María Cristina de Borbón, su hija no quedara excluida del trono.

  • Se estableció en Toledo, donde gozó de gran éxito entre el clero y la aristocracia locales, pero no consiguió agradar a Felipe II, cuyos gustos no coincidían con su original estilo.

  • Se le conoce también como «Sueño de Felipe II» o «Adoración del nombre de Jesús».

  • Sin embargo, no son comparables las fi guras de Felipe IV y el conde duque de Olivares con las de sus predecesores, Felipe III y el duque de Lerma.

  • Su obra, muy in fl uida por el pintor italiano Caravaggio, se caracterizó por un acentuado naturalismo, con la utilización de modelos vulgares, como en San Andrés, el Martirio de San Felipe o el Sueño de Jacob (todas ellas en el Museo del Prado de Madrid).

  • Su temática fue principalmente religiosa y con fines devocionales, aunque también tuvo importancia la pintura realizada por encargo de la monarquía, especialmente en el reinado de Felipe II.

  • Sus integrantes se vieron obligados a elegir entre la fi delidad a la República o el apoyo al bando militar sublevado: del lado republicano las fi guras más sobresalientes fueron el poeta Miguel Hernández, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo y los fi lósofos José Ferrater Mora y Julián Marías ; en el bando sublevado destacaban los poetas Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, el novelista Gonzalo Torrente Ballester, el fi lósofo José Luis López Aranguren y el médico y ensayista Pedro Laín Entralgo .

  • Una de las escasas excepciones fue el Palacio del Buen Retiro de Madrid, construido para Felipe IV por su valido el Conde Duque de Olivares, del que apenas se conserva un par de edificios y sus amplios jardines, muy modificados con el paso del tiempo.

  • Una política exterior pacifista El reinado de Felipe III supuso también un cambio de rumbo en la política exterior, pues se interrumpió la tendencia belicista del siglo anterior y se vivió un breve período de paz.