• Español ES

86 oraciones y frases con felicidad

Las oraciones con felicidad que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar felicidad en una frase. Se trata de ejemplos con felicidad gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar felicidad en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • ¿Encontramos la felicidad en nosotros o fuera de nosotros?

  • A algunas de ellas se las califica como eudemonistas o de la felicidad.

  • A este género de actividad, que coincide con la felicidad, apuntan las virtudes intelectuales.

  • Además de las ceremonias de culto, de las festividades y de una cierta organización interna, todas las religiones proponen a sus fieles unas actitudes éticas encaminadas a la felicidad y a una retribución más allá de la muerte.

  • Advirtió que la preocupación por la felicidad ajena es una condición esencial de la felicidad personal.

  • Ahora bien, para Hume, útil es aquello que puede proporcionar felicidad no solo a uno mismo, sino, sobre todo, a la mayoría, entendiendo por felicidad la sensación de placer o de agrado que experimenta una persona.

  • Ahora bien, ¿cómo es posible alcanzar esa felicidad y esa visión de las ideas a la que todos aspiran?

  • Ahora bien, esta felicidad perfecta es difícilmente alcanzable en esta vida (y Aristóteles negaba que hubiera otra).

  • Al igual que Aristóteles, santo Tomás habla de una felicidad perfecta —la visión de Dios— y de una felicidad imperfecta, que consiste en la vida ordenada según las virtudes morales.

  • Aristóteles siguió los pasos de su maestro, por lo que su moral se puede caracterizar también como una búsqueda de la felicidad.

  • Así, las dos grandes consignas de este siglo xviii, expansivo y optimista, fueron el progreso y la felicidad popular, entendida esta en el sentido actual de bienestar social.

  • Aunque Epicuro, según parece, consideró que los placeres intelectuales eran superiores a los sensibles, sus discípulos terminaron por identi fi car la felicidad solo con estos últimos.

  • Como toda experiencia placentera, por intensa que sea, es siempre breve y limitada, Epicuro sostiene que solo el placer estático da la felicidad.

  • Concluyó que, cuando actúa, cada hombre debe efectuar un cálculo de felicidad para medir y ponderar los placeres en juego, en función de su intensidad, fecundidad, pureza, etcétera.

  • Consiste en la unión entre virtud —cumplimiento del deber— y felicidad.

  • Contamos con unas «instrucciones de uso», mediante los Mandamientos y unas actitudes de fondo (sobre todo, la primacía del amor hacia Dios y el prójimo), que nunca son una represión de la felicidad, sino que permiten al sujeto crecer como persona.

  • De ese modo, la persona comprenderá que la felicidad consiste en hacer felices a los que quiere.

  • Distinguió entre fin último en cuanto a su objeto o contenido, que es Dios mismo, y fin último en cuanto a su posesión, que es la Bienaventuranza o felicidad.

  • Efectivamente, aquel sostiene que la felicidad imperfecta es ya una participación y una incoación de la felicidad perfecta, y que esta última es la culminación de aquella.

  • El alma humana —parte de ese logos universal— es capaz de conocer naturalmente la ley del universo y vivir conforme a ella para lograr la felicidad.

  • El cristianismo sostenía que el ser humano —en su unidad de alma y cuerpo— puede alcanzar aquella felicidad pero, además, está llamado a la felicidad perfecta.

  • El fin del Estado, por lo tanto, es procurar que la vida de los ciudadanos sea buena para que puedan alcanzar la felicidad.

  • El hombre se hace bueno en la medida en que aprende a identi fi car este bien y trata de alcanzarlo para lograr la felicidad plena.

  • El objetivo de la ética civil no sería la felicidad ni la plenitud de la persona, sino alcanzar un consenso social básico que posibilite la convivencia.

  • El pensador ateniense sostenía que todos los hombres desean las cosas buenas y la felicidad, pero con frecuencia sucede que no saben distinguir los bienes verdaderos de los bienes aparentes; muchas veces desconocen en qué consiste el bien y confunden el objeto de la verdadera felicidad con realidades imperfectas, como los placeres sensibles, las riquezas o los honores.

  • El problema estriba en que la virtud pertenece al mundo inteligible de la libertad, mientras que la felicidad corresponde al ámbito sensible de la necesidad.

  • El trabajo debe contribuir al desarrollo personal, en orden a la propia perfección y felicidad.

  • ELos dioses olímpicos viven en el monte Olimpo en una felicidad perfecta, alternando banquetes y asambleas.

  • En consecuencia, cuanto más profunda sea la comprensión de la realidad, más alta será la felicidad alcanzada.

  • En cuanto a la existencia de Dios, señaló que el hombre virtuoso debe ser digno de ser feliz, pero no tiene los medios para conseguir la unión de moralidad y felicidad, porque la felicidad depende de causas ajenas a su voluntad.

  • En efecto, el hombre no está preparado para llevar la vida de felicidad perfecta que solo conviene a los dioses: «si la mente es divina respecto del hombre, también la vida según la mente es divina respecto de la vida humana».

  • En estas reglas se destaca que hemos de ser moderados y decididos en nuestro actuar para lograr la máxima felicidad posible.

  • En la existencia terrena la felicidad solo se puede obtener de un modo imperfecto.

  • En otras palabras, que alcancen la felicidad.

  • En su obra refl exionó sobre la acción humana, buscando criterios que permitieran la obtención de la felicidad.

  • Esta es, sin duda, una tarea ardua; pero a fi rma que, si la felicidad estuviera en los placeres del cuerpo, exclamaríamos: «Felices los bueyes cuando hallan hierbas amargas».

  • Este permite entender por qué la verdadera felicidad surge de la entrega a los demás.

  • Este tipo de vida no está al alcance de todos, en primer lugar, porque «la mayor parte de los hombres vive a merced de sus pasiones» y, en segundo lugar, porque este filósofo reconoce que la felicidad necesita también los llamados «bienes de la fortuna» (riqueza, prosperidad, amigos, etcétera).

  • Esto había generado cierta confusión, porque esos fi nes se situaban en contenidos muy diversos, como la felicidad, el placer o la utilidad.

  • Existiría, en cambio, una felicidad imperfecta o de segunda categoría, consistente en la vida de quien se rige por las virtudes éticas.

  • Felicidad: aquello que se persigue con los deberes morales.

  • Felicidad: fin último de la criatura racional, que consiste en gozar de la esencia divina.

  • Felicidad: fin último del ser humano.

  • Fragmento de Tratado de la naturaleza humana Hume entendió la moral como la ciencia que se ocupa de las reglas que hay que seguir para conseguir el bien y la felicidad.

  • He oído vuestros votos, y cual tierno padre he condescendido a lo que mis hijos reputan conducente a su felicidad.

  • Hume entiende la felicidad como placer, gusto o bienestar.

  • Identi fi có la felicidad y el bien moral con el placer, y de fi nió la utilidad como la propiedad de cualquier objeto por la cual este pueda producir provecho, ventaja o placer.

  • In fl uido por Demócrito, negó la existencia de todo aquello que no fuera material, por lo que identi fi có la felicidad con el placer individual.

  • Kant llegó al postulado de la inmortalidad del alma porque virtud y felicidad no siempre están de acuerdo en esta vida.

  • La voluntad cumple con su deber, pero se determina a obrar no por el deber mismo, sino porque su acatamiento reporta algún bene fi cio a quien así obra, como puede ser dinero, placer o incluso la felicidad.

  • La desamortización de Mendizábal Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado, no es tan solo cumplir una promesa solemne y dar una garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las rentas, es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta; desobstruir los canales de la industria y de la circulación; apegar al país por el amor natural y vehemente a todo lo propio; enganchar la patria, crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella [...].

  • La falta de sentido no proporciona felicidad y deshumaniza.

  • La felicidad consistiría, por consiguiente, en liberarse de las falsas opiniones y de las complicaciones innecesarias, ajustar los propios deseos a lo que basta para una vida austera, respetar la justicia, gozar de la amistad leal y abstenerse de la vida política.

  • La felicidad depende solo de que se viva conforme a la razón, virtuosamente.

  • La felicidad propia de la vida virtuosa se alcanza, según Aristóteles, a través de la ordenación de los actos conforme a la razón (a lo más divino y mejor que hay en nosotros).

  • La felicidad que se propone para el hombre es, por tanto, frágil y precaria.

  • La felicidad suprema es el amor intelectual de Dios, que se alcanza en la ciencia intuitiva y que consiste en el gozo de conocer a Dios como principio primero y eterno.

  • La fi losofía griega consideró que el hombre podía alcanzar —aunque esforzadamente— cierta felicidad a través de la sabiduría y la virtud, pero antes debía liberar su alma de las ataduras del cuerpo.

  • La La libertad y la felicidad U Una propiedad del ser humano y de su alma es la libertad.

  • La recta razón Se ha señalado que la felicidad del ser humano consiste en desarrollar todas sus potencialidades, capacidades y aspiraciones.

  • La salud del alma coincide con la eudemonía o felicidad, que consiste en la armonía del alma con la naturaleza del universo.

  • La santidad es el estado de felicidad colmada del hombre que vive en Dios y junto a Dios, pues él quiere nuestra felicidad.

  • La voluntad libre no se somete necesariamente a la razón ni quiere necesariamente el fin último o felicidad.

  • Las utopías posteriores, siguiendo el ejemplo de Platón, nacieron como una crítica a la situación política de su época y como una propuesta de cómo debía constituirse la comunidad para alcanzar la justicia y la felicidad.

  • Las virtudes dianoéticas, según Aristóteles, conducen al fi n último y a la felicidad.

  • Lo que sucede es que la felicidad no depende de nada de eso.

  • No es cierto que nos movamos solo por egoísmo, puesto que también existe la simpatía, que nos induce a sentir agrado ante la felicidad de otros o dolor por el sufrimiento ajeno.

  • No niego que me pareces muy rico y que eres rey de muchos hombres, pero lo que preguntas yo no te lo responderé antes de saber que has terminado tu vida con felicidad.

  • Para Platón, el bien y la felicidad solo se pueden hallar en la contemplación de las ideas y especialmente de la idea más elevada, que es la del Bien.

  • Para Sócrates, la felicidad se consigue mediante un comportamiento virtuoso, es decir, conociendo lo que es bueno y verdadero, y logrando el dominio de sí.

  • Perfecciona el conocimiento de las cosas superiores y divinas, de modo que constituye el culmen de la contemplación y otorga la máxima felicidad.

  • Pero el fundador del utilitarismo fue consciente de que el orden social exigía incluir en el principio de utilidad el interés de los demás individuos, de modo que cada ser humano ha de buscar la mayor felicidad para el mayor número posible de personas.

  • Porque, aunque pueda parecer paradójico, esta forma de actuar permite la plena realización de la persona y, por tanto, la felicidad.

  • Precisamente, la virtud de la justicia aplicada a la polis consiste en eso: si cada ciudadano está en su puesto y hace lo que debe, se logrará la polis ideal, en la que reinará el orden y las personas alcanzarán la felicidad.

  • Propuso un ideal moral basado en la moderación y en la búsqueda del placer intelectual como forma de alcanzar la felicidad o eudemonía.

  • Quienes obran voluntariamente en su contra, actúan mal y se convierten en desgraciados; por el contrario, quienes obran de acuerdo con ella alcanzarán la verdadera felicidad: contemplar y amar a Dios.

  • Si todo acabara en la vida presente, el logro de la felicidad podría quedar truncado por las exigencias del deber, de modo que el sumo bien que anhelamos resultaría completamente imposible.

  • Sin embargo, matiza la moral del hay un fin natural para el ser humano (la felicidad), sino que, por encima que es la contemplación y el amor de Dios en la otra vida.

  • Sin embargo —afirma Kant—, las éticas que se basan en la búsqueda de la felicidad proponen principios materiales (la ausencia de dolor, la virtud...) que no pueden ser leyes universales ya que, según él, no puede haber acuerdo universal acerca del objeto en el que se cifre la felicidad.

  • Sin embargo, Hume no admitió que la pasión fuese algo irracional, porque la razón ha de buscar los medios adecuados para dirigir la tendencia del ser humano a buscar la felicidad y a evitar el sufrimiento.

  • Sin embargo, la felicidad de los estoicos es distinta de la aristotélica, ya que estos consideran que no son necesarios los bienes de fortuna y que la sola virtud asegura la armonía interior y la imperturbable paz del alma.

  • Solo se niega lo que es apariencia de felicidad.

  • Solo un rey fi lósofo, asistido por las minorías ilustradas del país, sabía lo que convenía a sus súbditos y estaba en condiciones de impulsar la reforma racional de la sociedad en todos los aspectos necesarios para el progreso y la felicidad de su pueblo: en la educación (para que fuera útil), en la economía (para que aumentara la producción y la riqueza), en la Iglesia (para que cumpliera su función con moralidad y e fi cacia), etc. La fi losofía que inspiraba el despotismo ilustrado quedaba resumida en la frase: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo».

  • Tomás se aparta de Aristóteles es en la relación que ambas formas de felicidad tienen entre sí.

  • Un análisis filosófico de la búsqueda de la felicidad parece arrojar la siguiente conclusión: el fin último del hombre ha de ser un bien completo, capaz de colmar todos los anhelos del corazón humano; un bien duradero, que no dependa de las circunstancias y que excluya todo mal.

  • Utilidad: aquello que puede proporcionar felicidad a la mayoría de las personas y que, por tanto, es causa del sentimiento moral positivo.