A juicio del autor, la racionalidad se ha de considerar desde un punto de vista argumental, pues la razón se basa en los procesos de comunicación y en los discursos.
A partir de ella, Habermas elabora una teoría consensual de la verdad y una teoría consensual del bien, ya que la verdad y el bien son objeto de los discursos teóricos y prácticos, respectivamente.
Además de discursos y obras de retórica, Cicerón trató casi todos los géneros de la prosa.
Así, es necesario indicar cuáles son las condiciones que hacen que las comunicaciones y los discursos sean válidos.
El mejor régimen, la república La defensa de la monarquía que hizo en El príncipe parece contrastar con su admiración por la República romana, tal y como se re fl eja en los Discursos sobre la primera década de Tito Livio.
El texto pretende explicar cómo funcionan la argumentación y los discursos, y cuáles han de ser los principios que rigen los procesos comunicativos.
En la medida en que los discursos reales se asemejen universalidad.
En los discursos, se deben justificar las diversas pretensiones de validez: la verdad, la corrección o la veracidad del acto de habla.
Entre sus discursos destaca el Areopagítico, en el que compara la democracia de su época con la de Solón.
Eran tribunas utilizadas por los oradores para realizar sus discursos.
Es, en de fi nitiva, una forma más de reivindicar la función relativa del saber y la importancia de la diferencia: como no existe ningún elemento universal, los discursos y las corrientes fi losó fi cas sobresalen por sus aspectos diferenciadores.
Fragmento de Discursos sobre la primera década de Tito Livio.
Habermas acuña la categoría de situación ideal de habla para determinar cuándo se deben aceptar los discursos y cuándo no. Sus características son la igualdad entre los participantes —todos tienen derecho a argumentar y a discutir—, la libertad y la universalidad.
Las primeras muestras de oratoria las encontramos en los elogios fúnebres, los discursos que con motivo de los funerales de un personaje ilustre pronunciaba un familiar cercano suyo.
Las Verrinas son siete discursos demoledores contra Verres, que había sido gobernador de Sicilia, con acusaciones de corrupción, ya que, mientras administró la isla, expolió y vejó a sus habitantes.
Las Catilinarias son cuatro discursos contra L. Sergio Catilina, que fue candidato al consulado junto con Cicerón.
Los discursos pueden ser teóricos, prácticos o estéticos, y terminan con un consenso.
Los más destacados de estos nuevos profesionales –los ministros de Comercio y de Hacienda, y el máximo responsable de la O fi cina de Coordinación y Programación Económica–, eran miembros del Opus Dei y, por tanto, católicos militantes; sin embargo, impusieron un nuevo estilo de hacer política sin discursos ideológicos y con un interés prioritario por la e fi cacia técnica y económica.
Muchos discursos de Cicerón fueron pronunciados en el Senado.
Partir de los intereses de los infantes, evitando los discursos y los largos razonamientos, y promoviendo que aprendan de la experiencia.
Pero, con el tiempo, este tipo de enseñanza degeneró cada vez más en una simple preparación para elaborar discursos y mantener debates artificiosos y pedantes sobre temas que no tenían ningún interés ni conexión con la realidad de la época.
Pero, en el mundo real, hay f situaciones de engaño, de abuso de poder y demagogia, que pueden in fl uir en el resultado de los discursos.
Personaje de una elocuencia extraordinaria, pronunció una gran cantidad de discursos privados y públicos.
Por tal motivo se convirtió en logógrafo, es decir, redactaba discursos para otros.
Sin embargo, los receptores de las expresiones pueden dudar de esas pretensiones e iniciar discursos, que son procesos en los que los participantes tienen que defender de forma argumentada sus pretensiones de validez.
Situación ideal de habla: para Habermas, las condiciones que determinan la validez de los discursos y que se deben establecer pensando en un contexto ideal.
Son los discursos pronunciados ante las asambleas populares.
Son las utilizadas más frecuentemente por los historiadores, tanto por su abundancia, como por la diversidad, calidad y abundancia de la información que proporcionan (discursos, leyes, cartas, prensa, etc.).
También le agrada incluir discursos pronunciados por políticos de la época, para dar más objetividad a la narración.
Teoría consensual de la verdad y del bien: según Habermas, tanto la verdad como el bien son el objetivo consensuado al que se llega en los discursos teóricos y en los discursos prácticos, respectivamente.
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