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61 oraciones y frases con deseo

Las oraciones con deseo que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar deseo en una frase. Se trata de ejemplos con deseo gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar deseo en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • ¿Qué extraño es que despertando hoy los españoles de su antiguo marasmo, y sacudiendo la paralización que embargaba su inteligencia y su deseo natural de progreso, acudiesen las poblaciones en masa al ferrocarril?

  • «¡Qué matrimonio el de dos cristianos, unidos por una sola esperanza, un solo deseo, una sola disciplina, el mismo servicio!

  • «Aquellos que han dejado la vida de hogar convirtiéndose en shramanas, cortaron el deseo, renunciaron al amor y reconocieron el origen de sus mentes.

  • A esto añadió que los gobernantesfi lósofos y los guardianes no deberían tener familia propia —para evitar el deseo de obtener ventajas por ello— ni bienes materiales —para impedir el afán desordenado de enriquecerse—. Ambas clases tendrían que formar una gran familia en la que los hijos fuesen educados por la polis, sin recurrir a la propiedad privada: el Estado atendería todas sus necesidades.

  • Ahora bien, mientras que unas pasiones, como el deseo de conservación y satisfacción, se encuentran en el origen de esa guerra de todos contra todos, otras apremian a alcanzar la paz.

  • Al fi nal de su estudio de las pasiones, Hume expuso los resultados de su investigación sobre la voluntad y la libertad: La voluntad no es una facultad, sino un modo de la pasión deseo.

  • Al igual que todos los hidrocarburos, los alquinos son combustibles .Sólo deseo saberlo.

  • Ambas formas de belleza, de amor y de vida son dignas, y nada tienen que ver con el mero deseo de placeres sensuales.

  • Aparecieron también dos pasiones nuevas: la ambición de poder y el deseo de riqueza, que condujeron al estado de guerra de unos contra otros.

  • Así pues, de un juicio racional que diga «X es bueno» no se sigue necesariamente que «debo hacer X», salvo que un motivo o deseo irresistible —es decir, una pasión— me inste a la realización de esa acción.

  • Así, el miedo a la muerte o el deseo de seguridad empujan a los seres humanos al uso de la razón y al descubrimiento de que el único modo de superar la violencia es un pacto o contrato social, a partir del cual surgiría la sociedad.

  • Así, por ejemplo, una persona que decide voluntariamente comer un dulce, en realidad tiene el deseo de tomarlo.

  • Ataques bruscos de pánico con síntomas físicos como palpitaciones, sudor, temblores, sensación de ahogo, dolor de pecho, náuseas, mareos, desorientación, etc. Se tiene una sensación de peligro inminente y un fuerte deseo de escapar.

  • Aunque existen signi fi cativas diferencias entre los fi lósofos empiristas, es posible señalar algunos puntos comunes: El deseo de hacer una filosofía nueva que, a semejanza del proyecto racionalista, sirviera para despejar todas las dudas y proporcionara un conocimiento seguro.

  • Como todas las drogas, el tabaco tiene un síndrome de abstinencia que se caracteriza por tensión, dificultad para concentrarse, irritabilidad, dolor de cabeza y, sobre todo, un deseo vehemente de fumar.

  • Con ese derecho nací [...] mas deseo que ese derecho mío sea confirmado por el amor de mi pueblo [...] Sabiendo y no olvidando que el siglo no es el, España está resuelta a conservar a todo trance la unidad católica, símbolo de nuestras glorias patrias, espíritu de nuestras leyes, bendito lazo de unión entre todos los españoles.

  • Con frecuencia, este prejuicio tiene éxito en ambientes consumistas, pues el deseo de tener o el hedonismo adormecen la capacidad de buscar la verdad.

  • Construyó para ellos una biblioteca e hizo plantar mil cerezos, que siguen en pie como testimonio de su deseo de hacer el bien.

  • Cuando además se hace de forma competitiva, es decir, con el deseo de ganar, se llama deporte.

  • De modo análogo, los Estados del sur de Estados Unidos querían la esclavitud mayoritariamente, pero tal deseo no hacía que esta fuera justa.

  • Demuestra una total confianza en él y en su capacidad racional, y considera que el deseo de una vida auténtica se puede lograr: el ser humano, desde que es creado, está llamado a la plenitud, a la perfección, es decir, a la santidad.

  • Depresión Es una situación de tristeza extrema, prolongada, acompañada de ansiedad, sensación de impotencia, culpabilidad y deseo de aislamiento social.

  • El origen del sufrimiento es un deseo (anhelar algo).

  • El Amor surge ante la percepción de la Belleza y es el deseo de gozar de ella.

  • El anhelo de paz, sin embargo, lleva a los hombres a la estipulación de un contrato entre los miembros de la sociedad por el que todos renuncian a su deseo de poseerlo todo.

  • El arte puede entenderse como una manera muy especial de colaborar en la tarea creativa de Dios y en su deseo de que lo ayudemos a ejercer «un dominio creativo sobre el universo que lo rodea.

  • El aspecto exterior presenta la misma libertad de volúmenes y formas, en un deseo de transmitir al entorno urbano una sensación de alegría y variedad.

  • El budismo sostiene que toda existencia es sufrimiento y que su origen se encuentra en el deseo.

  • El deber no proviene del ser, sino de la pasión o el deseo de realizar una acción porque resulta agradable y útil.

  • El deseo de Dios se encuentra en todo ser humano, a pesar de que una persona se aleje de él o lo rechace.

  • El domino de sí sitúa al ser humano por encima de los instintos, de manera que es un ser capaz de controlar su agresividad, sus miedos, su deseo de poseer, etc. Esto hace que el hombre sea responsable de sí mismo.

  • El hombre es un ser religioso en cuyo corazón reside un gran deseo de Dios.

  • El pecado es toda palabra, acto o deseo contrarios a la ley de Dios.

  • El Rococó fue un estilo esencialmente decorativo, que reflejaba la nueva actitud ante la vida de los círculos aristocráticos: el deseo de deleite, comodidad e intimidad, así como el carácter mundano y elegante, propios de una época de prosperidad que había superado la crisis del siglo anterior y renegaba de la pompa ceremoniosa del arte cortesano del Rey Sol.

  • En estos últimos años, estamos asistiendo al estallido de una crisis económica mundial que está muy relacionada con el pecado de la codicia: se ha dañado a multitud de personas por un deseo de posesión.

  • En ordenar la sexualidad a las metas que nos imponemos mediante la razón: un proyecto vital, el respeto a la persona amada y el deseo de cooperar con Dios.

  • En su deseo por renovar la Iglesia, al principio mostró simpatías por la corriente reformista de Lutero, pero, al observar la deriva que tomaba y su alejamiento de la Iglesia, reaccionó contra ella.

  • En su libro póstumo, Viaje a Lourdes, nos dejó este testimonio: « [Virgen santa,] mi gran deseo y el objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer.

  • Eros es el amor pasional, el deseo de quien busca satisfacer sus impulsos con las cosas y las personas, y que se convierte en medio con el fin de lograr tal satisfacción.

  • Esta resolución sigue siendo más un deseo que una realidad.

  • Establece el justo medio entre la insensibilidad y la intemperancia, moderando el deseo de placer.

  • Este principio, como se verá, lo llevó a rechazar numerosas teorías vigentes en su época: el hilemor fi smo, la abstracción, las ideas ejemplares, etc. Aunque su deseo fue simpli fi car la fi losofía, conviene advertir que algunas de sus propias teorías o argumentaciones no fueron tan sencillas como cabría esperar.

  • Existe un incipiente deseo de individualización de los rasgos y detalles de las figuras (realismo), a pesar de su carácter esquemático.

  • La voluntad, para irracional, colectiva e incesante que expresa el deseo de vivir.

  • Nada deseo tanto como que nuestra patria lo sea de verdad.

  • Nirvana: estado de vacío total respecto a los deseos de cualquier realidad exterior o interior, de tal indiferencia que hasta la presencia del yo (fuente de cualquier deseo) desaparece.

  • No obstante, contó con el apoyo de la monarquía, que coincidía con ellos en el deseo de modernización y progreso del país.

  • Pero ¿por qué, entonces, el conocimiento produce conceptos que repre el lenguaje surge del deseo de los seres humanos de vivir en sociedad y en paz, consiguiente, un producto de la sociedad, mediante el cual se imponen unos usos lingüísticos unitarios y válidos para todos.

  • Pero lo que mejor re fl ejaba el espíritu ilustrado de su reinado fue su afán de extender a todas las capas sociales el deseo de modernización y reforma.

  • Por ejemplo, la acción de ayudar a alguien que en verdad lo necesita puede estar, en realidad, motivada por el deseo de vanagloria.

  • Por eso, no es católica la actitud de quien abandona la razón o el deseo de saber.

  • Rousseau consideró que, en su tiempo, la sociedad había causado desigualdades y falta de libertad; asimismo, habían aparecido pasiones negativas, como la ambición de poder y el deseo de riquezas.

  • Si se extingue su causa (el deseo), se eliminará también el sufrimiento.

  • Sin embargo, actualmente, en lugar de favorecer el autodominio, este sistema ha desembocado en la búsqueda de la satisfacción inmediata del deseo y en la sustitución del ahorro por el consumismo.

  • Sintió el deseo de ayudar a su amigo.

  • Son el deseo, la aversión, la alegría, la pena, la esperanza, la desesperanza, el temor y otras semejantes.

  • Sus principios éticos insisten en hacer el bien y evitar la mentira, las acciones sexuales deshonestas, la frivolidad y el deseo de lo ajeno.

  • También ahora cúmpleme este otro deseo: aparta ya ahora de los dánaos el ignominioso estrago.

  • Tanto unas como otras se caracterizan por la gracia sensual y la delicadeza de su tratamiento, que denotan el deseo de la aristocracia de rodearse de detalles desenfadados y elegantes en sus ambientes privados.

  • Todo va bien mientras la razón gobierna al hombre, pero cuando el deseo de placeres se desboca, la razón pierde el control, se quiebra la unidad del alma y esta queda sujeta al mundo sensible.

  • Tomó conciencia de la utilidad de la sociedad gracias a la familia, que está cimentada en el deseo natural de la unión entre el varón y la mujer, y la posterior descendencia.