El término «rococó» deriva de la palabra francesa «rocaille» («rocalla», en castellano), que se emplea para denominar algunas de las formas decorativas características de este estilo; y como en tantas otras ocasiones, fue acuñado con posterioridad y en sentido despectivo.
En cuanto a la disposición espacial, tendieron a desaparecer las representaciones historiadas de los capiteles, ya que estos perdieron importancia o incluso desaparecieron en favor de molduras o franjas decorativas, y el principal ámbito escultórico fueron las portadas –tanto de la fachada occidental como de los brazos del transepto–, con una decoración escultórica más profusa que en el Románico y con tres temas principales: el Juicio Final, pasajes relativos a la Virgen (en especial su muerte y asunción) y las vidas de Santos.
La estatuaria llegó prácticamente a desaparecer y el relieve se limitó a la decoración arquitectónica de capiteles y otros elementos, con motivos geométricos o vegetales, y a los trabajos de marfil o plata en relicarios, objetos litúrgicos, placas decorativas de muebles, etc. Algo parecido ocurrió con la pintura mural, a causa de la predilección bizantina por el mosaico para el revestimiento de muros.
La techumbre, hoy desaparecida, era de madera con armadura de cuchillos (triangulares); y el tejado, a dos vertientes, estaba cubierto con tejas de mármol que finalizaban en los lados mayores en antefijas decorativas (cabezas o palmetas), y en los vértices de los frontones en acróteras de motivo floral.
Los grandes edificios públicos de la época clásica, como el Partenón en Atenas, provocaron la necesidad de producir estatuas decorativas, particularmente para llenar la forma triangular de los frontones: un desafío técnico que estimuló la innovación en la escultura.
No es propiamente una historia del arte, sino una introducción a la arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas, con referencias a su evolución histórica.
Por una parte, mientras la renovación flamenca se limitaba tan solo al ámbito de la pintura y el grabado, el Renacimiento italiano abarcaba todas las manifestaciones del arte (arquitectura, escultura, pintura y artes decorativas).
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