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37 oraciones y frases con creer

Las oraciones con creer que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar creer en una frase. Se trata de ejemplos con creer gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar creer en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • «[…] examinando con atención lo que era y viendo que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar en que me encontrase, pero que no por esto podía fingir que yo no fuese, y que al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las demás cosas se seguía muy evidente y ciertamente que yo era; mientras que si solo hubiese dejado de pensar, aunque fuera verdadero todo el resto de lo que (alguna vez) hubiera imaginado, no tenía ninguna razón para creer que yo hubiese existido; conocí por esto que yo era una sustancia cuya esencia íntegra o naturaleza solo consiste en pensar y que para ser no necesita ningún lugar ni depender de ninguna cosa material».

  • «Tratar siempre de vencerme a mí mismo más bien que a la fortuna, y de cambiar mis deseos antes que el orden del mundo; y generalmente de acostumbrarme a creer que no hay nada que esté enteramente en nuestro poder más que nuestros pensamientos».

  • A veces, la fe se presenta como un obstáculo para la convivencia, como si creer en Dios y en lo que nos ha revelado impidiera entender o respetar a los seres humanos, o como si la defensa de la verdad tuviera que unirse, necesariamente, al fanatismo, de manera que afirmásemos: «Ya que lo mío es verdad, las personas que no están conmigo viven en el error y no merecen respeto».

  • Al creer en la reencarnación, cada individuo carece de un valor absoluto.

  • Como decían Sócrates y Platón frente a truir la política al margen de la verdad, destruye los cimientos sofía no consiste en creer que ya se posee la verdad absoluta, sino más bien en el convencimiento de que la verdad existe y actuales, como J. Habermas, han insistido en la importancia la ciudadanía.

  • Creer es aceptar algo con convencimiento de su verdad, como si lo hubiéramos conocido por nosotros mismos.

  • Creer es aceptar algo estando convencidos de su verdad, como si lo hubiéramos conocido por nosotros mismos.

  • Creer requiere la luz de la inteligencia y, cuando se cree, esa luz crece hasta alcanzar a Dios: la fe expande las posibilidades del conocimiento y, en consecuencia, nos hace más libres.

  • Creer y pensar.

  • De la misma manera, si se demuestra la existencia de Dios por vías estrictamente racionales, no es necesario creer que Dios exista: sabemos que existe.

  • Desde este punto de vista, no es necesario creer en Dios, por la sola razón de que sabemos que existe.

  • El creer los Gobiernos que aquí no había más medio que el terror, y ser cuestión de dignidad no plantear las reformas hasta que no sonase un tiro (con lo cual creo que hago una censura de esa idea), la han continuado: por ese camino nunca hubiéramos concluido, aunque se cuaje la isla de soldados: es necesario, si no queremos arruinar a España, entrar francamente en el terreno de las libertades.

  • El cristiano no distingue entre creer en Dios y creer en Jesucristo.

  • El ser humano siempre había tratado de evitar su angustia, pero ahora estaba abocado a no creer en nada, es decir, al nihilismo.

  • Eliminada la fe en Dios, solo queda creer en el eterno retorno.

  • En su libro póstumo, Viaje a Lourdes, nos dejó este testimonio: « [Virgen santa,] mi gran deseo y el objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer.

  • Es posible que alguna vez hayamos oído afirmaciones como esta: «La experiencia del dolor en el mundo me impide creer en Dios».

  • Es preciso —afirmó este santo— creer para entender, pero para creer es necesario esforzarse en comprender.

  • Es preferible creer que, disponiéndolo así el Hacedor, la esencia del alma intelectiva descubre en las realidades del orden natural dichos recuerdos, contemplándolos en una luz incorpórea especial, lo mismo que el ojo carnal al resplandor de esta luz material ve los objetos que están a su alrededor, pues ha sido creado para esta luz y a ella se adapta por Creación».

  • Esta técnica recibe el nombre de trampantojo (término preferible al galicismo trompe l’oeil) y consiste, como su nombre indica, en engañar la vista del espectador haciéndole creer que no existe el muro y que lo representado en él es verdadero.

  • Estos autores mostraron una actitud antiplatónica, antiaristotélica y antirreligiosa: en un universo atomista no hay lugar para creer en dioses que gobiernan el mundo, creencia que, según Epicuro, es la causa fundamental de infelicidad en los humanos.

  • Imaginemos que el señor García, por la razón que sea, llega a creer que, si Sócrates es marciano, invadirá la Tierra y más tarde cree también que Sócrates es marciano.

  • La solución pasa por dejar de creer que los recursos existen para que podamos aprovecharlos al máximo y obtener grandes riquezas a corto plazo, y también por ser conscientes de que con esa actitud solo conseguiremos agotarlos.

  • Lo explica el Catecismo de la Iglesia católica al señalar que «creer es un acto auténticamente humano.

  • Los fenicios son los primeros que emplearon las letras griegas, si hemos de creer a Lucano.

  • No se llega a creer si no se recibe el don del Espíritu Santo.

  • Para explicar cómo funciona el motor basta una cierta comprensión de los principios impersonales de la combustión… Ahora bien, si alguien decidiera que la comprensión de los principios de funcionamiento del motor le impiden creer que hubo un tal señor Ford que inventó el motor en un principio, […] estaría equivocándose» (John Lennox, ¿Ha enterrado la ciencia a Dios?).

  • Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano.

  • Podemos formular la hipótesis de que existe un genio maligno que nos induce a creer que estamos en lo cierto siempre que erramos, y viceversa.

  • Por eso, el milagro no significa creer en algo irracional, sino admitir que Dios puede obrar más allá de los límites de nuestra capacidad o de las leyes de la naturaleza.

  • Por lo tanto, creer no supone un asentimiento débil (como si se aceptara lo que se cree, pero con menos intensidad que si uno lo viera por sí mismo).

  • Ser cristiano significa creer en una persona concreta: Jesucristo.

  • Ser cristiano significa, en definitiva, creer en una persona concreta: Jesucristo.

  • Si creer en Dios y llamarnos cristianos no modifica nuestro modo de ser, significa que la adhesión a la fe no ha calado con plenitud.

  • Sin embargo, como Dios es veraz y causa de todo lo que existe, no ha podido engañarnos al poner en nosotros una fuerte inclinación a creer que nuestras ideas sobre las cosas extensas provienen de objetos corpóreos realmente existentes.

  • Sin embargo, esta postura conduce a una situación problemática, ya que el racionalismo convierte la fe en puro voluntarismo: Dios debe existir, aunque, como no podemos saber de verdad si realmente existe, creer en él no es racional.

  • Y, si no es Dios, ¿de verdad nos ha salvado?, ¿tiene sentido creer en él?