En otras palabras, el condicional es falso solo cuando el antecedente es verdadero y el consecuente es falso.
Ese es el planteamiento moral de Nietzsche, un ateo consecuente.
Pero casi ningún ateo consecuente lo ve de forma tan optimista.
Por este motivo, el único caso excluido por un condicional (el único en que es falso) es aquel en el que el antecedente es verdadero y el consecuente, falso.
Si la conclusión es falsa, entonces, al menos uno de los condicionales de este argumento debe ser falso; pero que un condicional sea falso significa que su antecedente es verdadero y que su consecuente es falso.
Siendo ya una estrella consagrada, ser consecuente con su fe le ha costado no pocos sacrificios.
Una explicación semejante se aplica al caso de la negación del consecuente.
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