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65 oraciones y frases con carlos

Las oraciones con carlos que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar carlos en una frase. Se trata de ejemplos con carlos gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar carlos en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • ¿Te parece que la propuesta de Carlos resuelve el con fl icto? g)

  • A partir de ese momento, Carlos III vio la oportunidad de emprender una reforma de la educación en todos sus niveles para modernizarla y someterla al control de la monarquía.

  • Al fi nalizar el siglo nadie dudaba de la necesidad de elegir un sucesor para el trono español, y se fueron per fi lando dos candidaturas posibles: la del archiduque Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo; y la de Felipe de Anjou, de la casa de Borbón y nieto de Luis XIV.

  • Algunos de estos personajes son identificables: desde grandes figuras de la política, como Carlos V o Francisco I de Francia; hasta el propio pintor, con Tiziano y Tintoretto, en el grupo de músicos situado delante de Cristo.

  • Carlos I mostró un especial interés por dos ciudades emblemáticas: Granada, donde se había culminado el proceso de Reconquista; y Toledo, antigua capital del reino visigodo y, por tanto, referente histórico de la monarquía cristiana anterior a la invasión islámica.

  • Carlos I se muestra con una majestuosa gravedad que nos remite a la estatuaria clásica, más aún si se tiene en cuenta que la armadura se puede desprender para dejar al descubierto su cuerpo desnudo.

  • Carlos II había nombrado como heredero a este último, ya que era nieto de Luis XIV de Francia, el monarca más pode- roso de Europa en ese momento y, por tanto, el mejor aliado posible para garantizar la integridad territorial de la debilitada monarquía hispánica.

  • Carlos II, poco antes de morir, nombró heredero a Felipe de Anjou con la intención de asegurar el apoyo de la poderosa Francia y evitar así la desmembración territorial de la monarquía hispánica.

  • Carlos III se rodeó de ministros y consejeros reformistas, como el conde de Aranda, el conde de Floridablanca y, sobre todo, Campomanes .

  • Carlos IV, que se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar en favor de su hijo Fernando, comunicó a Napoleón lo ocurrido y reclamó su ayuda para recuperar el trono.

  • Carlos V, el hombre más poderoso de su tiempo, aparece como héroe defensor de la cristiandad, con la mirada dirigida al frente y dispuesto a cumplir con su elevada misión, en un retrato ecuestre que le asimilaba a los grandes emperadores de la Antigüedad.

  • Carlos V, emperador.

  • Carlos, otro de sus amigos, opina que lo mejor es que cuente el problema a sus compañeros de tra-bajo, y que decidan entre todos.

  • Coincidió con los Reyes Católicos y la primera parte del reinado de Carlos I. Fue una etapa de introducción lenta, y con criterios poco selectivos, de elementos o características del Renacimiento italiano, que se incorporaron sin conflictos a obras esencialmente góticas.

  • Convocado a instancias de Carlos I para resolver el problema de la división de la Iglesia entre católicos y protestantes, el Concilio de Trento prolongó sus sesiones durante tres ponti fi cados y casi veinte años.

  • De este modo, durante el reinado de Carlos III, se constituyeron en distintas localidades más de sesenta Sociedades Económicas de Amigos del País, que organizaban actividades de todo tipo: realizaban estudios sobre las causas del atraso de la región y los medios para solucionarlo; impartían clases de agricultura, artes e industria; propiciaban la aplicación de nuevas técnicas; creaban talleres y manufacturas; difundían las nuevas teorías económicas; publicaban libros y prensa periódica propia; ofrecían premios a las innovaciones y a las mejores propuestas económicas, etc. Pero no todas realizaban las mismas actividades ni tuvieron el mismo éxito, y muchas de ellas, pasada la euforia de los comienzos, entraron en franco declive.

  • De hecho, a la muerte de Isabel ambas coronas se separaron de nuevo durante un tiempo y solo el azar determinó que recayesen fi nalmente en un mismo heredero: su nieto Carlos.

  • De hecho, Felipe II, antes de suceder a su padre Carlos I, fue rey consorte de Inglaterra, como esposo de la reina María Tudor.

  • Del Humanismo erasmista al espíritu de la Contrarreforma A comienzos del reinado de Carlos I la in fl uencia en España del pensamiento humanista de Erasmo de Rotterdam se podía apreciar en destacados escritores y fi lósofos, como Juan Luis Vives .

  • El agrupamiento de los absolutistas en torno a Carlos V convirtió a los liberales en el más seguro y consistente apoyo del trono de Isabel II.

  • El auge del Imperio en el siglo Exploración, conquista y colonización de América Las grandes expediciones y conquistas Carlos I pretendía culminar el proyecto inicial de Colón de establecer una ruta por occidente hasta Asia, la tierra de la seda y las especias, lo que exigía encontrar un paso entre el océano Atlántico y el Pací fi co.

  • El Consejo de Estado, creado por Carlos I y presidido por el propio rey, estaba integrado por personalidades de los diferentes reinos y representaba el principio de unidad de la monarquía, por encima de los demás Consejos.

  • El palacio de Carlos I en la Alhambra, de Pedro Machuca, es una buena muestra –véase imagen siguiente–. En escultura la evolución fue semejante a la de la arquitectura: a partir de un acusado goticismo inicial se fue incorporando poco a poco la in fl uencia renacentista italiana.

  • El problema sucesorio Carlos II contrajo dos matrimonios, pero no tuvo descendencia en ninguno de ellos.

  • En la Educación del príncipe cristiano, escribió numerosos consejos para la formación del príncipe Carlos, futuro Carlos V. En ellos subrayó las virtudes propias para el gobierno, y la necesidad de mantener la paz y evitar la guerra.

  • En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición tanto en España como en Europa, salvo por parte del emperador de Austria, que no había reconocido el testamento de Carlos II y había iniciado las hostilidades en Italia.

  • En cualquier caso, Juan Carlos I contribuyó de forma esencial a restaurar la democracia en España, aunque ello le supuso renunciar al enorme poder personal que había heredado de Franco.

  • En ese contexto, el italiano marqués de Esquilache, que había servido a Carlos III durante su reinado en Nápoles y seguía con él en España como ministro y hombre de su total con fi anza, renovó la prohibición incumplida del uso de la capa larga y el sombrero de ala ancha, ya que permitían esconder armas y ocultar el rostro, facilitando la delincuencia.

  • En ese nuevo ambiente ideológico, Carlos I se replegó hacia posiciones de defensa a ultranza de la ortodoxia católica y combatió a los protestantes en Alemania.

  • En esta ocasión, el pretendiente al trono, Carlos VI, era el hijo de Carlos María Isidro, en quien este había abdicado para propiciar su posible matrimonio con Isabel II.

  • En este cuadro el retratado es el enano del príncipe Baltasar Carlos, cuya expresión inspira en el espectador la ternura que sin duda debía de sentir hacia él el propio pintor.

  • En este encuentro don Juan dio su consentimiento para que su hijo, el príncipe Juan Carlos, realizara sus estudios en España bajo la tutela del dictador.

  • Entre las reclamaciones principales cabe destacar: a El regreso de Carlos a España.

  • Entre sus obras sobresale el Museo del Prado, destinado inicialmente a Gabinete de Historia Natural, dentro del proyecto de Carlos III de configurar en el eje del Prado de San Jerónimo un Barrio de la Ciencia, con el ya creado Jardín Botánico y el futuro Observatorio Astronómico, realizaciones también de Villanueva.

  • España, por el contrario, fue la gran perdedora, ya que, a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey, tuvo que ceder todos sus territorios europeos: a Saboya se le adjudicó Sicilia ; y al emperador Carlos de Austria, los Países Bajos, el ducado de Milán, Nápoles y Cerdeña .

  • Estaba integrada por un numeroso grupo de escritores partidarios del realismo social, es decir, de la literatura y el arte como medio de denuncia de la realidad e instrumento de crítica social y política: novelistas como Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Juan Goytisolo, Luis Goytisolo, Luis Martín Santos o Juan Marsé; dramaturgos como Alfonso Sastre o Lauro Olmo; poetas como Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma o José Agustín Goytisolo.

  • Este edificio, concebido como complemento de la residencia privada de los reyes en la Alhambra, tenía como función servir de escenario a los actos oficiales de la Corte y con él Carlos I pretendía ofrecer una nueva imagen de su reinado.

  • Este fracaso económico fue el resultado de varias causas combinadas: a Los enormes gastos de las guerras continuas de Carlos I y Felipe II, para mantener su hegemonía imperial, provocaron la ruina de la Hacienda Real, el endeudamiento de la Corona con la banca extranjera y el aumento de la presión fi scal –en especial sobre la población pechera de Castilla–, que arruinó a los sectores más productivos.

  • Finalmente, Carlos III accedió a la mayoría de las peticiones de los amotinados, entre ellas la expulsión de Esquilache y la limitación del precio del pan, lo que condujo a la restauración del orden y la normalidad.

  • Finalmente, Carlos III retomó la iniciativa y mandó construir para este fi n el actual edi fi cio del Museo del Prado, pero el proyecto se fue demorando y la Academia de Ciencias no vio la luz hasta la centuria siguiente.

  • Ideario y apoyos sociales del carlismo Como opción dinástica, el movimiento carlista apoyaba las pretensiones al trono del hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, y de sus descendientes, en contra de la línea sucesoria femenina de Isabel II.

  • Juana nunca fue declarada incapaz y o fi cialmente siguió siendo reina, pero se trataba de una fi cción legal, porque quienes realmente reinaron fueron, primero, su padre Fernando y, después, su hijo Carlos.

  • L os tres monarcas del siglo xvii –Felipe III, Felipe IV y Carlos II– han sido denominados como Austrias menores, ya que ninguno de ellos tuvo la talla política de sus predecesores, Carlos I y Felipe II, denominados Austrias mayores.

  • La experiencia despertó el interés de Carlos III, que ofreció su patrocinio real a la Sociedad, y su ministro Campomanes animó con entusiasmo a que se crearan Sociedades Econó- micas de Amigos del País en todas las provincias.

  • La designación de Juan Carlos como sucesor Para garantizar la continuidad del régimen y evitar disputas en caso de fallecimiento del jefe del Estado, solo quedaba un asunto pendiente: la designación de un sucesor.

  • La gran extensión de los dominios de Carlos I le dotaba de un gran poder y de la hegemonía en Europa, pero ese gran imperio presentaba también dos inconvenientes : una gran vulnerabilidad, ya que estaba compuesto de territorios muy dispersos, que podían ser atacados por numerosos frentes; y una considerable di fi cultad de gobierno, no solo por su dispersión, sino porque cada territorio tenía sus propias leyes e instituciones.

  • La lucha contra los turcos En su concepción medieval del Imperio, Carlos I consideraba, como una de sus misiones fundamentales, la defensa de la Cristiandad frente a la amenaza islámica, representada por el Imperio turco otomano, que se extendía desde el sureste de Europa hasta el norte de África y estaba en plena expansión.

  • La unión con Portugal Carlos I decidió abdicar y retirarse al monasterio de Yuste, donde pasó sus últimos días.

  • Lo fue ya desde sus comienzos, marcados por una larga y cruenta contienda civil, la primera guerra carlista, en la que se decidía en principio quién habría de ser el titular del trono: Isabel II, nombrada heredera por el difunto rey, o el hermano de este, Carlos María Isidro.

  • Los absolutistas más radicales, los apostólicos, encontraron en el infante Carlos María Isidro a un líder dotado de legitimidad dinástica y apoyaron sus pretensiones al trono.

  • Los dos candidatos con más derechos al trono eran el archiduque Carlos de Austria, de la rama austriaca de los Habsburgo, y Felipe de Anjou, de la casa de Borbón.

  • Los primeros levantamientos en apoyo de Carlos María Isidro, proclamado rey por sus seguidores con el nombre de Carlos V, ocurrieron ya a los pocos días de morir Fernando VII, pero fueron sofocados con facilidad en todas partes, salvo en el medio rural de las Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña y Levante.

  • Los retratistas de la Corte de Carlos II Velázquez no dejó continuadores de importancia.

  • Mención aparte merece la Gaceta de Madrid, cuyo origen se remonta al siglo xvii, y que con Carlos III se convirtió en el órgano de prensa de la monarquía, al servicio del reformismo o fi cial.

  • Pero fue con Carlos I y Felipe II cuando la situación fi scal se agravó de forma alarmante por los enormes gastos militares que acarreaba el Imperio y sus guerras continuas.

  • Pero al no producirse tal matrimonio, se le cerraba a Carlos la vía pací fi ca para convertirse en rey de España y se desencadenó esta segunda guerra, cuyo principal escenario estuvo en el campo catalán, aunque hubo algunos episodios aislados en otras zonas.

  • Pero el desarrollo del sistema fue obra sobre todo de Carlos I, que se encontró por primera vez ante la necesidad real de organizar el gobierno de un imperio vastísimo y heterogéneo.

  • Pero su éxito fue a la larga la causa de su fracaso, pues en el reinado siguiente (el de Carlos IV) las di fi cultades incitaron a abusar de esta medida hasta tal punto que la Corona ya no podía atender el pago de los intereses, con lo que los vales reales eran rechazados y empezaron a perder su valor.

  • Poco después de su muerte, falleció también el rey, Felipe IV, y los nuevos retratistas de Carlos II, siendo grandes pintores, en especial Claudio Coello, no alcanzaron la maestría y genialidad de su antecesor.

  • San Carlos Borromeo lo resumía así: «una iglesia deberá ser de planta en forma de cruz, de acuerdo con la tradición; las plantas circulares se usaban en tiempos de los ídolos paganos y raramente para las iglesias cristianas».

  • Si Carlos III se ajustaba en gran medida al mo- delo ideal de monarca del despotismo ilustrado, con Carlos IV comenzó lo que algunos autores denominan despotismo mi- nisterial, ya que el verdadero poder lo ejercía el primer ministro, y no el rey.

  • Sin embargo, el pleno desarrollo de la Ilustración en España se produjo en la segunda mitad del siglo, con Carlos III, que, como se ha visto en el apartado anterior, fue uno de los monarcas europeos que mejor encarnaron los ideales ilustrados.

  • Su primer presidente fue el socialista Ramón Rubial, sustituido al año siguiente por Carlos Garaicoechea, del PNV.

  • Su trayectoria como pintor comenzó en Venecia, pero la fama que obtuvo le llevó a trabajar primero por todo el norte de Italia, después en Würzburgo y finalmente en Madrid, reclamado por Carlos III para decorar el recién construido Palacio Real.

  • Todos ellos fueron consecuencia de las pretensiones imperiales y religiosas de Carlos I, que obedecían a su ideal de una monarquía universal y cristiana, concepto más propio de la Edad Media que de los tiempos modernos.