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55 oraciones y frases con burguesía

Las oraciones con burguesía que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar burguesía en una frase. Se trata de ejemplos con burguesía gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar burguesía en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • A diferencia de lo que ocurrió en otros países de Europa, donde la burguesía fue la base y el más fi rme soporte del nuevo régimen liberal, en España, con una burguesía escasa y débil, la monarquía, como ya se ha visto, se vio en la necesidad de apoyarse en el único grupo realmente fuerte y capaz de defenderla de las amenazas del carlismo: los militares liberales, cuyo protagonismo en la guerra se trasladó también a la vida política.

  • Aunque las ciudades y la nueva clase social, la burguesía, desempeñaron un papel político destacado, la nobleza siguió siendo la clase predominante.

  • Aunque no pasó de ser una institución minoritaria, de la que tan solo se bene fi ciaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus planteamientos ejercieron una gran in fl uencia en la cultura de su tiempo e, incluso, en otras fundaciones posteriores.

  • Clases medias, campesinado y proletariado Las clases medias eran un grupo heterogéneo formado por la pequeña burguesía (pequeños comerciantes, pequeños empresarios), funcionarios y profesionales liberales.

  • Como consecuencia de ello, emergió una rica burguesía, de religión protestante, que constituyó la principal clientela de un activo mercado artístico.

  • Con el tiempo, artesanos y mercaderes fueron constituyendo una burguesía independiente con residencia en las ciudades y libre del poder señorial.

  • Contaba con el apoyo de los sectores sociales de mayor nivel económico: los grandes terratenientes, la alta burguesía y la clase media alta.

  • De hecho, era la expresión de los intereses agrarios y de la pequeña burguesía tradicionalista de Bilbao, ya que la alta burguesía industrial se sentía bien representada en Madrid.

  • Desde un punto de vista social, el regeneracionismo representaba la opinión de amplios sectores de las clases medias y de la pequeña y mediana burguesía, que no se identi fi caban con un régimen y una sociedad al servicio de una reducida oligarquía.

  • Dos hechos, sin embargo, llaman la atención en cuanto a la composición de estas Cortes: en primer lugar, que no había ni un solo representante de las clases populares, aunque los campesinos desempeñaban un papel fundamental en la lucha contra el invasor francés; y en segundo lugar, que los representantes de los territorios americanos habían sido designados entre los originarios de dichos territorios que se encontraban en Cádiz en ese momento, casi todos ellos miembros de una exaltada burguesía liberal.

  • Durante el Medievo se fue formando una nueva clase social, la burguesía, que explotaba a la clase trabajadora.

  • El auge de la burguesía y, en especial, el empobrecimiento del pueblo llano, preparó la Revolución francesa a fi nales del siglo xviii y, con ella, la desaparición de las monarquías absolutas.

  • El número de esculturas realizadas durante la segunda mitad del siglo alcanzó una magnitud desconocida hasta entonces, en gran parte como consecuencia de las actuaciones urbanísticas emprendidas en toda Europa, que propiciaron la exhibición de obras principalmente en dos ámbitos: Los espacios más significativos de las ciudades (avenidas, plazas y parques), que se adornaron con monumentos conmemorativos para exaltar los valores de la burguesía, mediante la representación de figuras alegóricas, hechos gloriosos o personalidades ilustres.

  • El papel de contrapeso a la autoridad del rey lo desempeñaban las Cortes, que defendían los intereses especí fi cos de los grupos sociales dirigentes de sus respectivos reinos (la nobleza, el clero y la alta burguesía).

  • El rechazo del protestantismo hacia las imágenes religiosas y los gustos de esta burguesía, que quería ver reflejado su propio mundo en los cuadros con que decoraba sus casas, explican las pequeñas dimensiones en general de las obras y sus temas predominantes: retratos, escenas costumbristas y domésticas, paisajes, animales y bodegones.

  • El sistema político de la Restauración La inestabilidad del Sexenio Democrático provocó un viraje de la burguesía hacia posiciones conservadoras: el fracaso de la fórmula republicana había despertado en amplias capas sociales el anhelo de una restauración monárquica sobre nuevas bases políticas que restableciesen el orden y garantizasen la estabilidad.

  • En las prósperas ciudades flamencas la burguesía se convirtió en una clientela habitual de los pintores, a los que encargaba retratos o trípticos religiosos destinados a sus oratorios y casas particulares, lo que explica su pequeño formato.

  • En concordancia con la idea de la Ilustración de que la nobleza debía hacerse merecedora de sus privilegios mediante un servicio activo como clase dirigente, se pretendía que los nobles de cada provincia, junto con otros miembros del clero y la burguesía, creasen sociedades de este tipo para fomentar el progreso de sus respectivos territorios, contando para ello con el apoyo de la monarquía.

  • En cualquier caso, el Realismo, encabezado por un grupo reducido de pintores, no introdujo innovaciones formales, sino una provocadora revolución temática en un panorama general de artistas que, en el más puro academicismo, producían su obra para una burguesía ya claramente conservadora.

  • En efecto, tras la inestabilidad del Sexenio, la burguesía se había vuelto claramente conservadora y anhelaba el restablecimiento del orden, que identi fi caba con la restauración de la monarquía en el hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso, como garante de una monarquía liberal, pero sin radicalismos.

  • En España la burguesía era escasa y sin influencia, frente a la nobleza y el clero, que junto con la monarquía fueron los principales clientes del arte y condicionaron en gran medida sus características y desarrollo.

  • En este sentido, Cánovas recogía el sentir mayoritario de la burguesía de fi nales del siglo xix, hastiada de experimentos políticos y temerosa de una radicalización social que amenazara sus propiedades y privilegios.

  • En este sentido, Marx escribió que «la burguesía produce sus propios sepultureros».

  • Esta actitud, cali fi cada como «traición de la burguesía», se ha achacado a menudo a la mentalidad nobiliaria, antiburguesa y rentista imperante en la sociedad española desde la expulsión de los judíos.

  • Esta situación se explica por la escasa presencia en España de una burguesía emprendedora y por el comportamiento económico de la nobleza, que no destinaba sus elevados ingresos a la creación de empresas productivas, sino al atesoramiento o al gasto suntuario, satisfecho en su mayor parte por las industrias extranjeras (de ahí el interés de la Corona en fomentar las manufacturas reales de artículos de lujo).

  • Frente a la servidumbre que el sistema feudal imponía en el campo, el clima de libertad de las ciudades favoreció el surgimiento de una burguesía de comerciantes y artesanos, cuya riqueza e importancia social les incitaba a valorar los aspectos materiales de la vida.

  • Gran parte de las mejoras alcanzadas por los artistas se debieron a su agrupación en gremios, fenómeno característico de la nueva burguesía urbana de la Baja Edad Media.

  • La alta burguesía fue la nueva clase que emergió al bene fi ciarse con la compra de las tierras desamortizadas y con las inversiones en ferrocarriles e industrias.

  • La burguesía era la clase propietaria del capital (dinero, máquinas, fábricas), mientras que el proletariado —compuesto por la clase obrera— solo podía subsistir vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un salario.

  • La burguesía catalana y la cuestión de Marruecos He aquí las interesantes declaraciones que don Luis Muntadas nos ha hecho y que reflejan la opinión dominante en la importante entidad que representa.

  • La división social en clases, propia de las sociedades actuales, es abierta y fl exible, y responde a criterios económicos, como el nivel de renta (clases bajas, medias o altas) o la actividad profesional desempeñada (clase obrera, jornalero agrícola, burguesía industrial, etc.).

  • La mayoría de sus creaciones eran de pequeño tamaño, ya que se producía más para las casas y oratorios privados de la burguesía local que para iglesias o palacios.

  • La mentalidad de la burguesía conservadora estaba dispuesta a admitir el desnudo femenino en una representación mitológica o en una figura alegórica, pero lo consideraba inmoral e inaceptable en una escena contemporánea y banal, en la que aparecía la mujer con toda naturalidad sentada junto a dos hombres correctamente vestidos.

  • La nobleza perdió sus privilegios, a la vez que cobró protagonismo la burguesía.

  • Las catedrales urbanas desempeñaron desde el siglo una importante labor docente a través de las denominadas escuelas catedralicias, que impartían una instrucción elemental a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza ciudadana, e incluso al clero, cuya ignorancia preocupaba a la propia Iglesia.

  • Los centros de mayor calidad eran los que regentaban los jesuitas, para los hijos de la nobleza y de la burguesía.

  • Los ingresos eran insu fi cientes precisamente por la falta de equidad de los impuestos, ya que quienes más riqueza tenían –los grandes terratenientes y la burguesía comercial, industrial y fi nanciera– contribuían muy por debajo de la proporción correspondiente a su capacidad de pago.

  • Los nuevos cementerios creados en las afueras de las ciudades, donde esa misma burguesía transmitía su visión de la vida y de la muerte con esculturas funerarias.

  • Los principales clientes del arte contemporáneo son fundamentalmente museos, grandes empresas y miembros de la alta burguesía, pues el arte en la actualidad, aparte del valor que encierra como bien destinado al disfrute estético, se ha convertido en una lucrativa inversión y mueve enormes cantidades de dinero, aunque se trata de un mercado minoritario.

  • Los temas eran fundamentalmente religiosos, pero con un tratamiento muy peculiar, ya que con frecuencia se fundía lo sacro y lo cotidiano, en un doble sentido: Los personajes sagrados aparecen en ambientes de la vida cotidiana de la época, que nos familiarizan con las casas y paisajes a que estaba acostumbrada la burguesía flamenca.

  • Pero al no existir una fuerte burguesía, fueron ciertos sectores cultos de la Iglesia y la nobleza los que encabezaron los nuevos valores del humanismo, sin renunciar del todo a las tradiciones medievales.

  • Pero también adquirieron una gran importancia los bodegones, paisajes y cuadros de género (escenas costumbristas y cotidianas), muy apreciados por la burguesía enriquecida, que los adquiría para la decoración de sus casas e incluso como inversión.

  • Por otra parte, la escasa burguesía tenía como máxima aspiración abandonar sus negocios e invertir sus bene fi cios en tierras, señoríos y rentas fi jas –como los juros o títulos de deuda pública–, e incluso en la adquisición de un título nobiliario.

  • Por otra parte, la extensión de la riqueza a nuevas capas sociales explica que aparecieran nuevos clientes con también nuevos encargos: a las tradicionales demandas de carácter religioso, ya vinieran del propio clero o de nobles y reyes, se añadieron las de obras destinadas al uso privado de la nobleza y la burguesía enriquecida, como los libros de horas ricamente ilustrados o los sepulcros monumentales.

  • Se constituyó así una oligarquía terrateniente, industrial y fi nanciera, resultado de la alianza –a veces incluso matrimonial– entre la vieja nobleza y la nueva burguesía propietaria.

  • Se trataba, por tanto, de un arte promovido por una burguesía refinada y orgullosa de su época, que deseaba un estilo propio no sometido a las normas del pasado.

  • Sin embargo, a pesar de este precedente, el nacionalismo gallego tuvo un desarrollo mucho más lento y con menor arraigo social, debido esencialmente al atraso económico de la región y a una burguesía reducida y demasiado dependiente en el ámbito político.

  • Sin embargo, aunque el pensamiento ilustrado solo pretendía modernizar la sociedad con criterios racionales, sus planteamientos críticos contribuyeron, junto con otros factores económicos, sociales y políticos, a socavar las bases del Antiguo Régimen, incapaz ya de renovarse a sí mismo y de dar cabida a las aspiraciones de la emergente burguesía.

  • Sin embargo, junto a estos, la burguesía adquirió mayor pujanza económica, política y social, que desembocaría en las grandes revoluciones de fi nales del siglo xviii .

  • Su importante burguesía de artesanos y comerciantes las había convertido en zonas ricas y prósperas de claro signo capitalista, por lo que eran objeto predilecto de la presión fi scal de la Corona.

  • Su base social estaba en la pequeña y mediana burguesía y, en general, en las clases medias, empleados y artesanos, que aspiraban a llevar las reformas lo más lejos posible.

  • Su única expresión seguía siendo el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que se apoyaba en la pequeña burguesía bilbaína, ultraconservadora y recelosa del progreso y la industrialización.

  • Surgieron así escuelas catedralicias que impartían una instrucción también elemental dirigida a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza urbana, e incluso al clero, cuya ignorancia preocupaba en primer lugar a la propia Iglesia.

  • Sus valores esenciales reflejaban en gran medida el sentir de una burguesía revolucionaria que hizo del liberalismo y del nacionalismo su bandera política, y se le pueden asignar cuatro rasgos característicos: La exaltación del individualismo.

  • También en Inglaterra, la gran potencia económica, surgió un interesante grupo de pintores que, atendiendo a las demandas de la burguesía y al margen de la tradición clásica, renovaron algunos de los considerados entonces géneros menores, como el retrato o el paisaje.