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71 oraciones y frases con barroco

Las oraciones con barroco que te presentamos a continuación te ayudarán a entender cómo debes usar barroco en una frase. Se trata de ejemplos con barroco gramaticalmente correctos que fueron redactados por expertos. Para saber cómo usar barroco en una frase, lee los ejemplos que te sugerimos e intenta crear una oración.
  • Comienza el arte barroco.

  • Como en la escultura, convivieron durante gran parte del siglo el Barroco y el Rococó, y en las décadas finales el Neoclasicismo tuvo su más valioso representante en un gran artista que eclipsó a todos los demás, en este caso el francés Jacques Louis David, al que algunos historiadores consideran más un romántico que un neoclásico, como se comentará más adelante.

  • Composición El esquema compositivo es muy característico del Barroco: una gran aspa, cuya intersección coincide con la cabeza del soldado arrodillado.

  • Conviviendo con el Barroco y el Rococó, en un proceso similar al de la arquitectura, a partir de la segunda mitad del siglo se fue imponiendo a través de las Academias el Neoclasicismo, con su interés por la escultura antigua, en especial la griega, de «noble simplicidad y serena grandeza» en palabras de Winckelmann.

  • Dado que el arte barroco se dirigía a los sentimientos del espectador para captarle, es lógico que se diera primacía al elemento sensitivo de la pintura (el color), sobre el intelectual (el dibujo).

  • De este modo, el urbanismo barroco ordenaba el espacio de la ciudad en grandes itinerarios que dirigían los pasos del caminante de un centro monumental a otro, ofreciéndole una visión escenográfica y propagandística de los símbolos del poder político o religioso.

  • De hecho, se podría afirmar que salvo en el mundo antiguo, con la creación de nuevas ciudades, y durante el Barroco, con la ordenación de las grandes capitales como escenario de propaganda del poder, pocas realizaciones urbanísticas de importancia se habían emprendido.

  • De su reinado proceden grandes monumentos del Barroco, como el palacio de Versalles y el Louvre.

  • Desarrolla con brevedad, y limitándote a los aspectos arquitectónicos y urbanísticos, el siguiente tema: La Basílica de San Pedro del Vaticano, desde el arte paleocristiano al Barroco.

  • Desde la segunda mitad del siglo se impuso en iglesias y palacios el barroco decorativo, denominación aplicada a las pinturas murales de efectos ilusionistas y carácter apoteósico.

  • Desde un punto de vista puramente formal, es difícil, sobre todo en arquitectura, diferenciar el Rococó del Barroco tardío con el que convive.

  • Durante al menos la primera mitad del siglo, convivieron el estilo barroco, al que se suele adjetivar de tardío, y el Rococó.

  • El jardín barroco francés se inspira en el manierista italiano y se caracteriza por su estricta ordenación geométrica, tanto del espacio, normalmente organizado por ejes de simetría, como de la propia vegetación, que se recorta para darle diversas formas regulares (conos, esferas, cubos, etc.) o se dispone en composiciones variadas.

  • El arte grecorromano se consideraba en estos círculos la más elevada expresión de los valores universales y la perfección formal, basada en la racionalidad, frente a los excesos del Barroco o las frivolidades del Rococó, que se identificaban con el caduco Antiguo Régimen.

  • El Barroco clasicista, auspiciado por la nueva dinastía borbónica con artistas italianos y franceses principalmente, que tuvo su más genuina expresión en los palacios reales, aunque también se realizaron algunas obras importantes de carácter religioso.

  • El barroco decorativo Se denomina barroco decorativo (o pleno barroco ) a la tendencia pictórica predominante en la segunda mitad del siglo, que se prolongó hasta la centuria siguiente.

  • El Barroco en la literatura y el arte En un sentido general se puede de fi nir el Barroco como la expresión cultural del siglo xvii europeo.

  • El colorido brillante y cálido, los contrastes de luces, la pincelada suelta y la agitada composición en diagonal, saturada de elementos, nos recuerdan la pintura de Rubens y del Barroco en general.

  • El espíritu barroco de propaganda se manifestó fundamentalmente a través de los retratos colectivos encargados por las corporaciones profesionales.

  • El paisaje que sirve de fondo a la escena es de gran luminosidad y relaciona esta obra con el clasicismo barroco, pero el tratamiento del tema es naturalista, ya que Jacob se asemeja a un arriero de la época que hace un alto en el camino para descansar.

  • En consecuencia, respecto al Barroco se puede afirmar lo siguiente: Fue un arte dirigido por el poder como instrumento de propaganda de sus valores ideológicos, ya fuera la defensa de los dogmas y de la autoridad de la Iglesia católica, o la exaltación de la grandeza de los monarcas.

  • En ambos cuadros Valdés Leal se despreocupa de la belleza y la corrección, y se concentra en la fuerza expresiva de imágenes impactantes, acentuando los rasgos macabros con un carácter moralizador y teatral propio del Barroco.

  • En conclusión, si el arte renacentista se había dirigido a la razón buscando la admiración intelectual, el barroco, en cambio, se dirigía a los sentidos buscando el impacto emocional.

  • En conjunto es un ejemplo claro de su estilo ecléctico, tan distante del realismo de la pintura de su tiempo como del academicismo dominante en la escultura: es en parte clasicista, por las referencias a lo dionisíaco y el gusto por el desnudo; y en parte romántica, por la agitación y el ritmo barroco.

  • En consecuencia, la arquitectura de la primera mitad del siglo no supuso una verdadera ruptura con la del último tercio del siglo anterior y, a diferencia de lo que ocurría en otras partes de Europa, el primer barroco español se caracterizó por las líneas sobrias, los muros planos y la decoración austera.

  • En cualquier caso, en este cuadro no representó a Baco del modo habitual, como un viejo gordo y alegre o como un joven de belleza idealizada, sino como un personaje vulgar, afeminado y con el rostro enrojecido por la ebriedad, que en una actitud típica del Barroco trata de implicar al espectador ofreciéndole una copa de vino.

  • En cuanto a la iconografía, si en el Renacimiento el retrato adquirió categoría de género independiente, en el Barroco se sentaron las bases del paisaje y el bodegón .

  • En definitiva, la plaza actúa como prolongación del templo, de tal forma que el que fue concebido como monumento independiente por los arquitectos renacentistas acabó convertido en edificio barroco integrado en un amplio escenario urbano.

  • En esta obra los contrastes lumínicos no son aún demasiado acusados, pero ya se aprecian dos rasgos característicos de su pintura: el dibujo preciso y bien definido, impropio del Barroco, que primaba el color sobre los elementos lineales; y la presencia de un magnífico bodegón en primer plano.

  • En estas el juego de volúmenes entrantes y salientes constituye ya un claro ejemplo de dinamismo barroco.

  • Es, por tanto, un claro ejemplo de urbanismo barroco, que atrae al transeúnte y dirige sus pasos hacia un determinado lugar de especial significación.

  • Esta obra ilustra perfectamente la relación dinámica entre arquitectura y urbanismo, que caracteriza al Barroco, convirtiendo la fachada del edificio en elemento fundamental, en cuanto que es la zona de contacto entre el interior y la ciudad.

  • Esta obra se convertiría en modelo de estatua ecuestre, sobre todo en el Renacimiento y el Barroco.

  • Esta plasticidad de entrantes y salientes ha tenido tanto éxito en la historia del arte que son pocas las cúpulas, desde el Barroco hasta el siglo, que no siguen este esquema.

  • Este tipo de columna sería muy utilizado en lo sucesivo, durante el Barroco, por su carácter dinámico y el sentido ascensional que transmite.

  • Frente a la idealización intelectual y el gusto por lo caprichoso y sorprendente del manierismo, el Barroco volvió su mirada hacia la realidad y la naturaleza.

  • Frente a la quietud renacentista, el Barroco representa el movimiento en pleno proceso de la acción.

  • Igualmente significativos fueron los cambios en el mundo del arte, pues, si bien el Barroco pervivió durante gran parte del siglo, no es menos cierto que hubo de convivir con nuevas corrientes, como el Rococó, el Neoclasicismo o el Romanticismo, algunas de las cuales, incipientes aún, anunciaban ya las tendencias del arte moderno.

  • Igualmente anticipaba el ideal barroco de fachada, concebida como organismo autónomo cuya función no era reflejar la ordenación interior del edificio, sino proyectar hacia la ciudad una imagen atractiva.

  • La «plaza mayor» fue la gran aportación urbanística del Barroco español, con unas características que varían poco de unas ciudades a otras, aunque se puede considerar la de Madrid como arquetipo: cerrada, de planta cuadrada o rectangular, porticada y rodeada de edificios de fachadas iguales con balcones.

  • La composición es básicamente en aspa, característica del Barroco, pero definida por dos líneas curvas que contraponen a ambas figuras: la del ángel, en una posición más elevada y vertical; y la de la santa, a un nivel inferior y con una articulación del cuerpo zigzagueante.

  • La escultura también experimentó en el Barroco transformaciones importantes respecto al Renacimiento, aunque algunas de ellas tenían claros antecedentes en el manierismo.

  • La fachada es muy original y responde al juego de curvas, avances y retrocesos característico del dinamismo barroco: la portada avanza hacia la calle en una especie de templete semicircular clásico; y en contraposición, a los lados, dos paredes cóncavas de cuarto de círculo forman una pequeña plaza.

  • La luz es focal, propia del Barroco, y procede de la izquierda del cuadro, sin que la fuente pueda identificarse con claridad.

  • La que actualmente contemplamos es una monumental creación del siglo, que refleja el espíritu barroco, pero en nada se corresponde con la que tuvo inicialmente.

  • La sociedad del Barroco, por tanto, era en gran medida una sociedad dirigida ideológicamente a través de una continua puesta en escena teatral.

  • Los grandes y fastuosos salones del palacio barroco han sido sustituidos por salas de menores dimensiones, íntimas y acogedoras, con una elegante y exquisita decoración en estuco, a base de formas caprichosas que cubren paredes y techos, armonizando con el mobiliario, las pinturas y los demás objetos de adorno.

  • Los ángeles y bienaventurados aparecen resaltados, y Satán y los vicios son fulminados, con una teatralidad propia del Barroco.

  • No obstante, dentro de su pensamiento destaca un proyecto concreto consistente en la agrupación de pequeñas comunidades cohesionadas o «falanges» en un tipo de edificio que denominaba «falansterio», cuya estructura se asemejaba a la de un palacio real barroco, como el de Versalles: un gran bloque que albergaría a cuatrocientas familias (unas mil seiscientas personas), con un cuerpo central retraído donde se ubicarían las zonas públicas (comedores, salas colectivas, biblioteca, etc.).

  • Pero además es un magnífico ejemplo de barroco ilusionista en el que, junto a la calidad de los retratos y el realismo de los detalles, destacan la verosimilitud del espacio representado, que parece prolongar visualmente el espacio real de la Sacristía.

  • Pero al igual que en su escultura, el propósito es plenamente barroco: despertar la devoción a través de la complacencia, mediante una escena amable y llena de ternura.

  • Pero los que establecen una relación más directa de esta pintura con la corriente naturalista del Barroco son los borrachos de la mitad derecha, tipos populares que nos recuerdan a los mendigos que poblaban las calles de Madrid o Sevilla.

  • Pero si se comparan ambas, queda patente la evolución del Barroco español hacia lo decorativo, de lo que son una buena muestra la balaustrada superior o los medallones situados entre los arcos, con efigies de los monarcas españoles.

  • Por otra parte, todo el conjunto tiene un intencionado carácter teatral puramente barroco: la historia se desarrolla dentro de una estructura arquitectónica de líneas quebradas y curvas, a modo de escenario, y en las paredes laterales de la capilla sendos relieves simulan palcos en profundidad desde los que se asoman diversos espectadores –los miembros de la familia Cornaro, que encargó la obra–, para contemplar el milagro como si se tratara de una puesta en escena.

  • Por último, conviene destacar que la pintura mitológica fue muy inusual en el Barroco español, frente al predominio absoluto de la temática religiosa.

  • Se trata, por tanto, de un ejemplo característico del Barroco de implicar directamente al espectador en el asunto de la obra de arte.

  • Señala a través de ellas la tendencia de la corriente tradicional del Barroco español.

  • Si el carácter propagandístico de su obra al servicio del poder obliga a clasificarle como pintor barroco, su elegancia y refinamiento le vinculan también a la estética rococó.

  • Sin embargo, la historiografía actual rechaza por completo este planteamiento, ya que ni el Neoclasi- cismo supuso una ruptura tan radical con el Barroco, ni fue tan contrapuesto al Romanticismo, que no surgió con posterioridad, sino prácticamente al mismo tiempo.

  • Sin embargo, no hay que olvidar que dentro del Barroco, la corriente más clasicista, dominante en Francia e Italia, no había abandonado nunca del todo el vocabulario arquitectónico del mundo antiguo, rescatado en el Renacimiento (columnas clásicas, frontones, cúpulas, etc.), ni había caído en excesos decorativos como los del Barroco tradicional español.

  • Sin embargo, se caracterizó, como en toda su obra, por su forma mesurada de representar a estos personajes, lejos del naturalismo barroco, evitando resaltar sus defectos y dotándolos de una gran humanidad.

  • Sin embargo, si nos atenemos a un criterio sociológico, el Rococó expresa una concepción de la vida propia de una sociedad aristocrática, refinada y hedonista; mientras que el Barroco es un arte propagandístico del poder y la grandeza de la monarquía o la Iglesia.

  • Sin embargo, un tipo de planta muy característica del Barroco fue la elíptica, resultado de combinar la planta circular con la longitudinal.

  • Su composición en diagonal, propia del Barroco, rompe con la tradicional representación simétrica y piramidal (recuérdese «la Piedad» de Miguel Ángel).

  • Su pintura representa el inicio y máxima expresión del naturalismo barroco, que tuvo numerosos seguidores dentro y fuera de Italia.

  • Su tema es característico del Barroco, la vanitas (en latín, «vacílo»), que recuerda la fugacidad de la vida y la vaciedad de las cosas de este mundo frente a la inevitabilidad de la muerte.

  • También responde al espíritu barroco en cuanto que carece de correspondencia con la ordenación interior del edificio y atiende prioritariamente a su imagen exterior.

  • Tanto por el tema representado (arrebato místico de una santa recientemente elevada a los altares) como por el tratamiento que recibe (efectismo teatral, expresividad, agitación), el «Éxtasis de Santa Teresa» es una manifestación inequívoca del arte barroco, cuyo carácter propagandístico está en este caso al servicio de los valores ideológicos de una Iglesia que pretende reafirmar su autoridad y su doctrina en una época conflictiva de incertidumbre general y crisis religiosa, que contrasta con el optimismo renacentista.

  • Todo el programa iconográfico gira en torno a los amores de los dioses paganos, tema más propio del Renacimiento que del Barroco, lo que solo se explica por tratarse de la decoración de un ambiente privado.

  • Todo ello nos remite de nuevo al Barroco, e incluso a los «condenados» del Juicio Final de Miguel Ángel.

  • Todos estos rasgos anticipan ya la teatralidad y el dinamismo del lenguaje barroco del siglo .